lunes, 24 de noviembre de 2008

Sobre la soja transgénica uruguaya

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Una producción de crezano



Los cultivos de soja transgénica en Uruguay ya ocupan más de la mitad del área agrícola nacional y el 72 % en los cultivos de verano. El 1% de los agricultores produce tierras de más de 1000 has de cultivos y pasaron de controlar el 25 % de la superficie en 2001/2 al 47% en 2005/6.

LA SOJA TRANSGENICA Y LAS TRANSNACIONALES DEL HAMBRE

Los cultivos de soja transgénica en Uruguay ya ocupan más de la mitad del área agrícola nacional y el 72 % en los cultivos de verano.
El 1% de los agricultores produce tierras de más de 1000 has de cultivos y pasaron de controlar el 25 % de la superficie en 2001/2 al 47% en 2005/6.
La dependencia alimentaria es cada vez mayor. Estamos asistiendo a la máxima etapa de extranjerización y concentración de las tierras y sus recursos en la historia, lo que además conlleva un proceso vertiginoso de erosión, desertificación, contaminación y eliminación de la biodiversidad. Esto repercute gravemente en la situación social y económica de cientos de pobladores del campo y de la ciudad también. Las áreas de producción de alimentos están siendo desplazadas por los transgénicos y la forestación, y el gobierno autoriza la importación de frutas y verduras. Canelones, principal abastecedor de la alimentación de la mitad de la población, también está siendo invadido por la soja. No es catastrofismo, los datos hablan por sí solos:

Patentando la vida
La soja que se cultiva en Uruguay está modificada genéticamente para resistir al agrotóxico Roundup Ready, que es propiedad de la misma multinacional que es dueña de la patente de la semilla. El objetivo que cumple este paquete es que al ser aplicado el agrotóxico sólo sobrevive la planta de soja. Casi el 100 % de la soja que se planta es transgénica. De 550 mil has de transgénicos la soja ocupa aprox. 380 mil. Casi la totalidad se exporta para alimentación animal o industrialización.
Más de la mitad de las plantaciones de soja en Uruguay son realizadas por “agricultores” nuevos quienes poseen más del 77% de la tierra bajo la forma de arrendamiento o medianería. En su mayoría son gerenciadores agrícolas (sólo éstos controlan el 25% de la superficie, sin ser propietarios de la tierra ni de los medios de producción, sólo aportan el capital) .
La producción de soja se concentra principalmente en el litoral oeste, el que se caracteriza por la mayor fertilidad del país debido a su materia orgánica, nutrientes y alta capacidad de retención de agua.

La tierra de hoy, el desierto del futuro
Cualquier monocultivo implica erosión, y si trae agregado un paquete de
agrotóxicos tan potente como el de la soja, la erosión y la contaminación es mayor. A esto se le agregan características peculiares de la plantación de soja, que de no rotarse deja el suelo al descubierto durante los meses de mayores lluvias, profundizando la erosión. La rotación con otro monocultivo o con pasturas enlentece el proceso, pero no lo evita. Estas empresas no rotan los cultivos. Como trabajan en tierras arrendadas, al agotarse el suelo, se van a otra tierra.
La soja también extrae más componentes nutricionales que la mayoría de los cultivos y aporta menos carbono al suelo. Según la encuesta agrícola 2006 de DIEA-MGAP el 25 % de los productores, que ocupan más del 50 % de la superficie con agricultura, presentan problemas de erosión. Significa que la tierra de donde deberían salir los alimentos del futuro se está degradando muy rápidamente.
Como ejemplo el “subsidio ecológico” en Argentina (tercer país de los mayores productores de soja en el mundo) en relación a la pérdida de nitrógeno y fósforo asciende a U$S 900 millones, y la de erosión a mil millones, siendo la soja causante del 50%.

A esto se le suma la aplicación de los agrotóxicos, que además están produciendo altos niveles de resistencia en plagas y malezas, lo que obliga al agricultor a aumentar sus dosis. Estos también inciden en la contaminación de las aguas superficiales, las subterráneas y acuíferos al ser transportados por el agua junto a los nutrientes y los metales pesados de la tierra debido a la erosión. Además lo más común es que se carguen y laven las maquinarias de aplicación en los cursos de agua. El glifosato (principal componente del paquete de agrotóxicos de la soja) fue calificado por la Organización Mundial de la Salud como producto categoría 1: extremadamente tóxico. En Dinamarca se comprobó que se había filtrado a las aguas subterráneas alcanzando niveles que excedían la Norma Europea para el Agua Potable. Nosotros tenemos un acuífero debajo.
En Uruguay no existe un sistema de fiscalización y control sobre las leyes que ya existen acerca del uso de agrotóxicos, por lo tanto por más que se dicten nuevas leyes no hay mecanismos para implementarlas.

En cuanto a los impactos en la biodiversidad, basta como ejemplo decir que en el norte del país, los apicultores tuvieron que irse pues ya no quedan abejas. Los pájaros se van para las ciudades, y el que busque una liebre cerca de un campo de soja, difícilmente la encuentre. En Paraguay han muerto niños por respirar el agrotóxico en el momento que se estaba fumigando, uno de estos casos fue llevado a juicio (SilvinoTalavera).

La soja que se produce es en su mayoría para exportación, para alimentación de animales. No obstante también la comemos, y no es cierto que es buena para el organismo, sobre todo es negativa para los niños, sea o no transgénica posee una carga hormonal similar a los estrógenos. Está presente como INS 322 en gran parte de los envasados. En cuanto a los impactos en la salud del consumo de transgénicos en general, se han hecho descubrimientos de desarreglos que estos producen en muchos niveles, sobre todo a nivel sanguíneo, pero se oculta la información.

La reforma agraria.... al revés
* En 1970 la población rural era el 18% del total, actualmente es el 8% En el litoral oeste desaparecieron entre 2000 y 2005 casi 400 establecimientos de menos de 300 has, y aumentaron los de mayores escalas.
* 7 % de los productores más grandes concentran el 57 % de la producción de soja. En la zafra 2005/2006 once gerenciadores agrícolas concentraron el 25% de la superficie total.
* Don Mario, Nidera y Tijereta son las empresas dominantes en el mercado de semillas de soja.
* Las sociedades anónimas participan en un 63 % del comercio de tierras. Muchas de ellas producen soja.
* La soja ocupa solo entre 2 y 5 trabajadores cada mil has. El procesamiento es fuera del territorio nacional.
* Las 10 multinacionales de la semilla concentraron en el 2006 el 57 % del mercado de semillas comerciales mundiales, y el 66% de las patentadas. (Monsanto, Dupont, Syngenta, Groupe Limagrain, Bayer Crop Science, entre otras).
* Monsanto, además de ser la creadora de la soja RR con su Roundup (glifosato), lo es de la mayoría de las semillas transgénicas cultivadas entre ellas maíz, algodón, colza, pepino, chiles, pimientos, tomate, cebolla.
* Según UNICEF en Uruguay en el 2004 el 16,7 % de los niños entre uno y dos años padecía desnutrición crónica.

El precio de las tierras se ha duplicado y triplicado los últimos años y los pequeños productores o la agricultura familiar no poseen capital para acceder a éstas, teniendo muchos que arrendar o vender lo que ya tienen por no poder competir, incluso los grandes agricultores compran o arrendan a mejor precio tierras que están siendo arrendadas a pequeños agricultores, expulsándolos.

La única forma de detener este proceso sería no permitir que se planten transgénicos en el país, sin embargo se acaba de levantar la moratoria que existía a la entrada de transgénicos nuevos, por lo tanto en el corto plazo van a entrar entre otros: trigo, colza, girasol, otros tipos de maiz y soja y por si fuera poco la vedette made in uruguay: el trébol transgénico para pasturas para que ni las pobres vacas se queden sin su transgénesis.

La agricultura familiar, que emplea más trabajadores por hectárea, otorga mayor autonomía y control sobre el medio de producción y socializa más la riqueza, se extingue para beneficiar el agronegocio capitalista. Este ni siquiera produce fuentes de trabajo, mientras la lechería y empresas familiares ocupan 23 personas cada 1000 hectáreas, la soja apenas supera las 2 personas en la misma superficie. Ni siquiera hace aportes impositivos significativos. Ahora los que proveen los insumos y las industrias procesadoras junto a los grandes productores son los que fijan los precios del pequeño agricultor, quien termina endeudándose, arrendando o vendiendo.
El neoliberalismo consiste exactamente en las políticas que se siguen implementando en toda la zona. Todavía hay políticos que argumentan que no se reparten las tierras porque nadie las quiere trabajar! Los mismos que hablaron por decenas de años sobre reforma agraria.

Voces de protesta no faltan
La Comisión Nacional de Fomento Rural que nuclea centenares de pequeños productores se pronunció contra el modelo sojero, el desplazamiento de cultivos que generan alimentos, la extranjerización de la tierra, la falta de compromiso de los empresarios para conservar nuestros recursos naturales, la falta de empleo que provoca, etc, y exigió un ordenamiento productivo que beneficie a los productores y la población.

En la localidad de Sauce, Canelones, alrededor de cien productores, apicultores y vecinos se reunieron el mes pasado con representantes del gobierno y se manifestaron con un rotundo NO al monocultivo de soja. Calpryca y Agronegocios Del Plata (asociada al grupo Los Grobo de Argentina) implantaron el negocio de la soja en la localidad y ya consiguieron arrendar cientos de hectáreas donde comenzarán a plantar con soja este mismo año. Las autoridades no lograron satisfacer las expectativas pues la solución que ofrecían era la posibilidad de prohibir las fumigaciones aéreas, lo que no resuelve el problema porque éstas se harán por tierra, y la rotación de cultivos que en realidad solo enlentece el proceso. La otra solución que ofrecían era un procedimiento para levantar quejas en el caso de que el veneno esparcido por el viento les mate la producción que tengan! Tanto los productores orgánicos como los apicultores ya no saben para dónde ir. A estos últimos, que no pueden criar abejas donde hay soja cerca, ya los corrieron de casi todo el país.
En Santa Rosa se denunciaron fumigaciones a la soja que se hicieron pasando sobre escuelas y zonas rurales. En Aguas Dulces denunciaron la fumigación sobre la toma de agua potable. El MGAP declaró que no existe marco legal que regule la fumigación en zonas rurales.
El sistema capitalista conduce al sometimiento cada vez más grande de una clase sobre otra, el dominio de la fuente de la alimentación no es solo uno de sus aspectos, es el más importante. Y los culpables son la lógica del capital, las transnacionales, los organismos internacionales y los estados cómplices, junto con nuestro casi total desinterés. Y el capital no admite reformas contrarias a sus intereses. El reformismo no cambia nada.

Publicado en periódico "Rojo y Negro" setiembre 08

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