jueves, 18 de diciembre de 2008

Aguante el Frente Amplio!

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La opinión del politólogo Daniel Chasqueti, de la consultora Radar CHASQUETI: ANALIZANDO RESOLUCIONES CONGRESO FA.

La Vida Está En Otra Parte


El Frente Amplio contra el gobierno, el Frente Amplio alejado del centro. El Congreso del pasado fin de semana marcó un nuevo alejamiento del Frente Amplio de lo que los politólogos llamamos el "votante mediano" o "votante promedio", ése que en las elecciones da, quita y reparte poder entre los partidos.
Curiosamente, mientras el Partido Nacional avanza raudamente a su encuentro, el Frente Amplio sigue tomando decisiones que lo alejan del centro, y que indudablemente complicarán su chance electoral el próximo año. Las resoluciones tomadas por el Congreso van, en grandes líneas, en contra del gobierno de Tabaré Vázquez, y colocan al partido del lado del movimiento desafiante que comanda con tanto esmero José Mujica.
En pocas palabras, el partido se puso en contra del gobierno.
Hace ya meses argumenté en este espacio que la contienda interna de la izquierda gira en torno a dos grandes concepciones: la oficialista sostenida por Vázquez y Astori, que defiende in totum las decisiones del gobierno, y la desafiante, que lleva a Mujica como portaestandarte, y pretende imponer un giro a la izquierda para el caso de que el Frente Amplio alcance un segundo período.
Pues bien, el Congreso de este fin de semana se colocó del lado del segundo y eso trae consecuencias políticas y electorales inevitables. Desde el punto de vista programático, pequeñas innovaciones muestran el tan anunciado giro a la izquierda.
Una Asamblea Nacional Constituyente en el primer año de gobierno; un rechazo a la extranjerización de la tierra y a la inversión externa; críticas por doquier a los TLC; creación de organismos testigos para controlar precios; derogación de la ley de caducidad; etc. Todas medidas que corren el programa hacia la izquierda.
Desde el punto de vista electoral, una contundente mayoría del congreso ungió a Mujica como el candidato oficial del Frente Amplio. El congreso ni siquiera se tomó cinco minutos para discutir la fórmula propuesta por el Presidente de la República. Es como si Vázquez no existiera para el Frente Amplio.
¿Por qué sucedió esto? Ya lo hemos dicho hace dos semanas. Pese a que los defensores del status quo partidario, suelen afirmar que el Congreso es el ámbito donde se refleja la voz de quienes mantienen encendida la llama partidaria todos los días del año, estos ámbitos reducidos y controlados por aparatos benefician casi siempre a los sectores más organizados.
Los portadores de la aparente llama sagrada son ocho mil ciudadanos que militan o se reúnen en unos quinientos comités de base.
De acuerdo al procedimiento, ellos eligen a unos dos mil cuatrocientos delegados que en su nombre deciden el rumbo político del partido. Estas cifras están muy lejos del millón de votos que conquistó el Frente Amplio en octubre de 2004.
También esos números distan de los quinientos mil que participan de las internas partidarias. Pero también están a mucha distancia de los doscientos mil adherentes que en 2006 eligieron a los integrantes del Plenario Nacional.
O sea, en los hechos, la estructura interna del Frente Amplio está diseñada para distorsionar la legitimidad ciudadana y consagrar un tipo de legitimidad de carácter partidario.
Esto fue hecho a propósito en 1986 para cerrarle el paso a Hugo Batalla y hasta hoy se mantiene incólume y sin cuestionamientos serios de parte de sus integrantes. Son las reglas de juego que todos aceptan y a la vista están los resultados de su aplicación.
Con poco esfuerzo, las aceitadas maquinarias del MPP y el Partido Comunista lograron imponer sus delegados en cada comité y por esa vía sus puntos de vista en la discusión programática.
Su eficacia se desploma únicamente cuando falla la coordinación de las partes (como ocurrió en diciembre del año pasado cuando el PCU bloqueó la candidatura de la candidata de Mujica, Constanza Moreira, a la Presidencia del Frente Amplio), pero esto no aconteció este fin de semana.
La mayoría compuesta por emepepistas y comunistas permitieron a sus líderes actuar a su verdadero antojo. Modificaron la propuesta proveniente de la comisión de programa, impusieron el candidato y hasta se dieron el lujo de colocar a Marcos Carámbula como el segundo candidato más votado del congreso, en una prueba innecesaria de poder. En esa votación, únicamente los congresales de Canelones del MPP votaron, lo cual dejó en claro el nivel de coordinación milimétrica que esta estructura vertical logró alcanzar en un ambiente cerrado como el del Congreso.
Pero claro, seríamos injustos si dijéramos que estas cosas suceden sólo en la izquierda uruguaya. Ocurre en todas partes donde este tipo de reglas son utilizadas. Hace apenas un mes, en Francia, durante el congreso del Partido Socialista, la alcaldesa izquierdista de Lille, Martine Aubry, logró apropiarse mediante una serie de acuerdos del aparato partidario y derrotó en ese ámbito a la moderada Segolene Royal.
Para evitar esos juegos palaciegos, nuestros partidos tradicionales radicaron desde hace más de un siglo la soberanía partidaria en la ciudadanía. Para ellos, quién tiene más votos controla el partido. Les resulta impensable abrir el juego a estructuras organizadas que puedan distorsionar la legitimidad de las urnas. Pero el Frente Amplio es portador de otra historia y por eso hoy se topa con dilemas que lo alejan del centro ciudadano y en particular –vuelvo a insistir- del votante "mediano".
En octubre de 2004, el Frente Amplio ganó la elección porque consiguió más votos de centro que de izquierda. Ese resultado le dejó una enseñanza que obviamente los partidos tradicionales comprendieron hace mucho tiempo. Sólo con votos de izquierda o de derecha no se ganan elecciones.
* * * Podría pensarse también que el Congreso del Frente Amplio al menos echó luz sobre el obscuro escenario de incertidumbre en que este partido se había sumido. Y eso es verdad, porque para la izquierda, este ha sido un año para el olvido: luchas intestinas por el poder, desobediencias múltiples al gobierno, caída vertiginosa en las encuestas, etc. Un escenario que no se presenciaba desde por lo menos 1989.
En ese marco, el Congreso al menos da un paso adelante pues aclara dos aspectos esenciales: reconoce públicamente su estado de división interna (dos candidatos, dos concepciones) y fija normas para dirimir el pleito (habilita primarias con un candidato oficial).
Algunos estarán tentados a decir que eso no sorprende y que en realidad el Congreso no trajo ninguna novedad. De antemano se sabía que el gran perdedor sería Danilo Astori y eso se manifestó en la práctica, al ser aplastado por una mayoría.
Sin embargo, un análisis más fino podría expresar que el líder de Asamblea Uruguay "la sacó barata", pues hoy cuenta con la anuencia partidaria para competir en junio, no se votó al vicepresidente, y el dinero partidario para financiar campañas no irá para José Mujica. De todos modos, este es un trago amargo para Astori y sus partidarios que deberán procesar con calma. Para remontar las internas con éxito deberá encontrar buenos argumentos que fundamenten la necesidad de desbancar a Mujica y barrer con las intenciones de la estructura.
Eso exige inteligencia y cuidado por la sensibilidad frentista.
Para Mujica también esta coyuntura representará un desafío. El resultado del Congreso lo fortalece indudablemente, pero aumenta exponencialmente ahora su responsabilidad.
Sus tediosos razonamientos sobre la oportunidad o no de competir ya son parte del pasado.
También las supuestas conspiraciones en su contra para hacerlo renunciar deberán ser dejadas de lado. Ahora Mujica deberá hablarle al país.
La euforia de sus colaboradores y de los analistas proclives a su candidatura, no deberían hacerle perder la perspectiva acerca de la batalla en la que está inmerso. Mujica debe asumir conscientemente que su candidatura y el programa que votó el congreso, suponen un desplazamiento a la izquierda del Frente Amplio como partido.
Deberá asumir que por ese camino puede ganar la interna de junio, pero no la elección de octubre-noviembre. Allí son otras las exigencias. Por tanto, Mujica juega estos próximos seis meses a cara o cruz y deberá pensar muy bien lo que dice, lo que hace y sobre todo, con quién se rodea. Transcurrido este episodio, el Frente Amplio se enfrenta a la verdad de las urnas en las internas de junio.
Todos saben que la vida está allí y no entre las cuatro paredes de ese gran comité de base que fue el Palacio Peñarol este fin de semana. Los ciudadanos simpatizantes del Frente Amplio deberán decidir entre dos rutas diferentes, la que propugna el candidato de la estructura, José Mujica, o la que ofrece el candidato del gobierno, Danilo Astori. Esa decisión será muy importante. Hasta tal punto que la forma en como se procese y el resultado pueden llegar a dirimir de antemano el resultado de la elección nacional.
15 de diciembre de 2008 ´´´´´´´´´´´´´´´
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