domingo, 25 de enero de 2009

El 'todopoderoso dólar' es realmente un tigre de papel

Muy fácil de entender.
Con el asunto de la crisis y las "inyecciones" de la Reserva Federal para sofocar la crisis, está sucediendo de que las arcas del estado americano perdieron el valor. El déficit americano es billonario.

El respaldo del dolar como moneda de cambio lo tiene la Reserva Federal, pero si hay un agujero en las arcas del estado, la moneda dolar, es solo un papel.



La Reserva Federal americana es del estado americano, pero...la manipulación, interés, y real propiedad es privada.(Con votos demokraticos del congreso)

Las transacciones a nivel internacional se hacen en dolar como "la" moneda internacional. El todopoderoso dolar.

El todopoderoso dolar es hoy un tigre de papel.

A consecuencia de las fuertes subas del precio del petroleo, causó el desplome del valor real del dolar.
Mejor dicho habría que decir: Los precios del petróleo no están en aumento - el dólar de los EE.UU. está en caída libre!

Esto cual amenaza con socavar el uso del dólar de los EE.UU. a nivel nacional.

Chávez y Ahmadinejad pidieron a la OPEP para detener el comercio en dólares de los EE.UU., que llama "un pedazo de papel sin valor".

"Ellos reciben nuestro petróleo y nos dan un pedazo de papel sin valor", Ahmadinejad dijo a los periodistas después de la clausura de la cumbre en la capital saudita de Riad.

Chávez recomendó que se cambie a "una moneda más creíble", como por ejemplo sugiere el euro.
"Todos los líderes participantes mostraron su interés en cambiar sus reservas de moneda fuerte a una moneda fuerte credibilidad", dijo Ahmadinejad.
"Algunos dijeron que los países productores de petróleo deberían designar a una sola moneda fuerte, aparte de ... el dólar de los EE.UU. para formar la base de nuestro comercio de petróleo ".

El presidente venezolano Hugo Chávez s, al margen de la cumbre, dijo que "el imperio del dólar tiene que acabar".

"¿No ves cómo el dólar va caída libre sin paracaídas?" Dijo Chávez, llamando al euro como una mejor opción (el euro es otro imperio dice El Muerto)



El poder real no es el dinero - o de otro tipo de papel - ni es tan valioso como la gente piensa que es, sino en los ejércitos que los respalde. no?

Argumentar que Oro Negro -el Petróleo - representa el verdadero poder porque a diferencia del oro, es realmente útil. El oro no sirve para nada. (el agua sirve mas que el petróleo y que el oro)

Sin embargo, el petróleo es sólo un medio para reforzar el poder. No es la fuente de poder


Hoy sucede que la mayoría de la gente en la tierra pasan su vida trabajando para ganar dinero, dolares.

Mañana serán euros, o incluso de metales preciosos.

Sin importar la raiz del problema, pasar la vida trabajando al pedo




Los espejos del Paraíso


En el sur del mundo mueren tres de cada cuatro muertos en los accidentes de tráfico de todo el planeta. Y de los tres que mueren, dos son peatones.

Eduardo Galeano |
24-1-2009 |





La publicidad habla del automóvil como una bendición al alcance de todos. ¿Un derecho universal, una conquista democrática? Si fuera verdad, y todos los seres humanos pudieran convertirse en felices propietarios de este medio de transporte convertido en talismán, el planeta sufriría muerte súbita por falta de aire. Y antes, dejaría de funcionar por falta de energía. Nos queda petróleo para dos generaciones. Ya hemos quemado en un ratito una gran parte del petróleo que se había formado a lo largo de millones de años. El mundo produce autos al ritmo de los latidos del corazón, más de uno por segundo, y ellos están devorando más de la mitad de todo el petróleo que el mundo produce.

Por supuesto, la publicidad miente. Los numeritos dicen que el automóvil no es un derecho universal, sino un privilegio de pocos. Sólo el veinte por ciento de la humanidad dispone del 80 por ciento de los autos, aunque el cien por ciento de la humanidad tenga que sufrir las consecuencias. Como tantos otros símbolos de la sociedad de consumo, éste es un instrumento que está en manos del norte del mundo y de las minorías que en el sur reproducen las costumbres del norte y creen, y hacen creer, que quien no tiene permiso de conducir no tiene permiso de existir.

El 85 por ciento de la población de la capital de México viaja en el 15 por ciento del total de vehículos. Uno de cada diez habitantes de Bogotá es dueño de nueve de cada diez automóviles. Aunque la mayoría de los latinoamericanos no tiene el derecho de comprar un auto, todos tienen el deber de pagarlo. De cada mil haitianos, sólo cinco están motorizados, pero Haití dedica un tercio de sus importaciones a vehículos, repuestos y gasolina. Un tercio dedica, también, El Salvador. Según Ricardo Navarro, especialista en estos temas, el dinero que Colombia gasta cada año para subsidiar la gasolina, alcanzaría para regalar dos millones y medio de bicicletas a la población.

El derecho de matar. Un solo país, Alemania, tiene más automóviles que la suma de todos los países de América Latina y Africa. Sin embargo, en el sur del mundo mueren tres de cada cuatro muertos en los accidentes de tráfico de todo el planeta. Y de los tres que mueren, dos son peatones.

En eso, al menos, no miente la publicidad, que suele comparar al auto con un arma: acelerar es como disparar, proporciona el mismo placer y el mismo poder. La cacería de los caminantes es frecuente en algunas de las grandes ciudades latinoamericanas, donde la coraza de cuatro ruedas estimula la tradicional prepotencia de los que mandan y de los que actúan como si mandaran. Y en estos últimos tiempos, tiempos de creciente inseguridad, al impune matonismo de siempre se agrega el pánico a los asaltos y a los secuestros. Cada vez hay más gente dispuesta a matar a quien se le ponga delante. Las minorías privilegiadas, condenadas al miedo perpetuo, pisan el acelerador a fondo para aplastar la realidad o para huir de ella, y la realidad es una cosa muy peligrosa que ocurre al otro lado de las ventanillas cerradas del automóvil.

El derecho de invadir. Por las calles latinoamericanas circula una ínfima parte de los automóviles del mundo, pero algunas de las ciudades más contaminadas del mundo están en América Latina.

La imitación servil de los modelos de vida de los grandes centros dominantes, produce catástrofes. Las copias multiplican hasta el delirio los defectos del original. Las estructuras de la injusticia hereditaria y las contradicciones sociales feroces han generado ciudades que crecen fuera de todo posible control, gigantescos frankensteins de la civilización: la importación de la religión del automóvil y la identificación de la democracia con la sociedad de consumo, tienen, en esos reinos del sálvese quien pueda, efectos más devastadores que cualquier bombardeo.

Nunca tantos han sufrido tanto por tan pocos. El transporte público desastroso y la ausencia de ciclovías hace obligatorio el uso del automóvil, pero la inmensa mayoría, que no lo puede comprar, vive acorralada por el tráfico y ahogada por el smog. Las aceras se reducen, hay cada vez más parkings y cada vez menos barrios, cada vez más autos que se cruzan y cada vez menos personas que se encuentran. Los autobuses no sólo son escasos: para peor, en muchas ciudades el transporte público corre por cuenta de unos destartalados cachivaches que echan mortales humaredas por los caños de escape y multiplican la contaminación en lugar de aliviarla.

El derecho de contaminar. Los automóviles privados están obligados, en las principales ciudades del norte del mundo, a utilizar combustibles menos venenosos y tecnologías menos cochinas, pero en el sur la impunidad del dinero es más asesina que la impunidad de las dictaduras militares. En raros casos, la ley obliga al uso de gasolina sin plomo y de convertidores catalíticos, que requieren controles estrictos y son de vida limitada: cuando la ley obliga, se acata pero no se cumple, según quiere la tradición que viene de los tiempos coloniales.

Algunas de las mayores ciudades latinoamericanas viven pendientes de la lluvia y el viento, que no limpian de veneno el aire, pero al menos se lo llevan a otra parte. La ciudad de México vive en estado de perpetua emergencia ambiental, provocada en gran medida por los automóviles, y los consejos del gobierno a la población, ante la devastación de la plaga motorizada, parecen lecciones prácticas para enfrentar una invasión de marcianos: evitar los ejercicios, cerrar herméticamente las casas, no salir, no moverse. Los bebés nacen con plomo en la sangre y un tercio de los ciudadanos padece dolores crónicos de cabeza.

O usted deja de fumar, o se muere en un año advirtió el médico a un amigo mío, habitante de la ciudad de México, que no había fumado ni un solo cigarrillo en toda su vida.

La ciudad de Sao Pablo respira los domingos y se asfixia los días de semana. Año tras año se va envenenando el aire de Buenos Aires, al mismo ritmo en que crece el parque automotor, que el año pasado aumentó en medio millón de vehículos. Santiago de Chile está separada del cielo por un paraguas de smog, que en los últimos 15 años ha duplicado su densidad, mientras también se duplicaba, casualmente, la cantidad de automóviles.

Eduardo Galeano

http://cultural.argenpress.info/2009/01/los-espejos-del-paraso.html










Vivir y consumir con dinero prestado
(creo que se dieron cuenta!)








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