jueves, 24 de septiembre de 2009

Sembradores de derrotas

Jorge Zabalza

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Esta es una opinión de un tupamaro que pretende morir siendo revolucionario, que por consiguiente mira el mundo y la realidad desde un ángulo muy diferente al de Tabaré Vázquez. Ya no puedo llorar con las “estupideces”, mucho menos reir de ellas, apenas intento entender que nos ha pasado....

TITULO: SEMBRADORES DE DERROTAS

Dichos de Mujica en “La Nación” de Buenos Aires:
Periodista: “No hablamos de que esa lucha estuvo asociada con la violencia, con la muerte. ¿Se arrepiente de haber elegido ese camino?”

Mujica: “Sí, claro. Pero usted está en Uruguay, no en la Argentina. La vida humana acá siempre...A nosotros nos dicen guerrilla, pero tenemos mucho de movimiento político con armas. Y la violencia en Uruguay fue muy justificada. Las barbaridades que pasaron en otro lado, acá no...”

Dichos de Mujica en “El Espectador” el martes 15 de setiembre:

Emiliano Cotelo: “Cuando en la entrevista en “La Nación” le preguntan a usted si se arrepiente de haber elegido la lucha armada con violencia y muerte usted contesta ‘sí, claro’, pero después agrega que las acciones del MLN fueron ‘justificadas’ y allí se produjo otro de los frentes de la polémica de ayer”.

Mujica: “Pero eso era con respecto a la dictadura, yo sostengo que frente a una dictadura hay que tirarle con lo que se tenga, al fin y al cabo no estoy muy distante de aquella afirmación de Tarigo: ‘tengo un revólver en mi escritorio y la última bala es para mí”.

Emiliano Cotelo: “Cuando usted hablaba de la violencia de las acciones del MLN no podía estar sólo refiriéndose sólo a la dictadura, usted mismo dice que en la dictadura el MLN no pudo hacer nada, hubo hechos violentos antes...”

Mujica: “Sí señor, hubo sí, y hace rato que he cargado con lo que eso significa, tampoco lo he defendido”.

Emiliano Cotelo: “¿Se arrepiente?”

Mujica: “Desde luego”

El insistente Emiliano Cotelo puso a Mujica contra las cuerdas y lo obligó a mostar ese “tal cual es” que venía escondiendo bajo el “como te digo una cosa, te digo la otra”, ambigüedad que permite sugerir o inducir que esconde una estrategia secreta: hacer revolución socialista desde la presidencia de una república liberal contado con el “permiso” del imperio y de los dueños del Uruguay. Que los fieles de Mujica vean las cosas como deseen, pero esa estrategia escondida no existe, su filosofía de boliche es la artimaña conque ha ido conduciendo la barra chica hacia el pantano de la renuncia y el arrepentimiento.

En 1963 la democracia burguesa ofrecía innegables posibilidades de participación electoral y parlamentaria, oferta que aceptaron comunistas y socialistas así como personas muy inteligentes que luego fundaron el Frente Amplio: Rodríguez Camusso, Zelmar Michelini, Alba Roballo, Ariel Collazo. En cambio el documento No. 1 del MLN (T) definió crudamente que “la lucha armada no sólo es la única vía para hacer la revolución, sino la más deseable”, definición con la que se convocó a cientos de generosos militantes a la lucha revolucionaria. La expropiación de fusiles del Tiro Suizo, pensada para defender por las armas la ocupación del latifundio de Silva y Rosas en Bella Unión, marcó en los hechos el inicio de la vía armada, fue el mensaje de incorporación a la idea guerrillera que triunfaba en Vietnam, Argelia y la Cuba Revolucionaria. Elegir la vía armada en lugar de juntar votos para conquistar bancas en el parlamento fue una opción ideológica, una lectura de la realidad con gafas guerrilleras.

La opción podía haber sido la vía pacífica, pero los tupamaros primigenios no creyeron en el poder judicial para hacer justicia, tampoco en lo democrático de una república liberal y parlamentaria. Mujica y Fernández, como todos nosotros, estaban convencidos que el fracaso de la izquierda en las elecciones de 1962 había agotado los mecanismos de la “demokracia” y sólo quedaba el camino de la lucha armada. No se dedicaron a juntar votos en 1963, cosa que hubiera sido mucho más sincera y honesta intelectualmente, en primer lugar con ellos mismos, y de pasada con aquél mundo de gente que nos zambullimos en la lucha armada. Teníamos derecho a saber que ellos decían una cosa en el documento No.1 pero en realidad pensaban otra en su interior, su dualidad montó una trampa mortal para muchos y muchas.

Mujica admite estar arrepentido de haber empleado la violencia guerrillera antes del golpe de Estado de 1973. Cuarenta años después hace otra opción ideológica, adhiere y se involucra con la república liberal que quisimos destruir para construir la sociedad socialista. Tiene todo el derecho personal de hacerlo, pero es el colmo de la irresponsabilidad política con una historia que no es propiedad privada de ellos. Opta por jugar de amortiguador político en un sistema de injusticia social, y con su opción ideológica, tira por la borda la historia del movimiento tupamaro, se viste de seda para caer simpático a los dueños del Uruguay. Arrepentirse de haber empleado métodos violentos es renegar de los fines revolucionarios conque los tupamaros pusimos la vida en juego desde el Tiro Suizo en adelante. No demuestra que estábamos equivocados, demuestra su vulnerabilidad a las ideas de los dueños del capital, del Uruguay y del mundo.

“Las barbaridades que pasaron en otro lado, acá no”, evalúa Mujica reiteradamente, pervirtiendo esa historia nuestra, ¿acaso Robaina Méndez no fue impunemente asesinado en 1967? ... ¿y los compañeros de Pando? ¿Se precisan 30.000 desaparecidos como en la Argentina para que Mujica se sienta conmovido como para incorporar a su discurso la anulación de la ley de caducidad? ¿Valora Mujica las desapariciones según su cantidad, como hace con los votos? Las torturas a que fueron sometidos decenas de miles de uruguayos... ¿piensa Mujica que fueron más “leves” o menos “inhumanas” que las de Argentina o Guatemala o Chile? ¿Qué parámetros utiliza? O simplemente quiere disculparse ante esos “viejos militares” y congraciarse con el imperio y el latifundio, para que los empresarios uruguayos no se tomen el BUQUEBUS, espantados por un presidente con pasado guerrillero..aunque arrepentido.

La opción ideológica de integrase al sistema es responsabilidad de unas pocas personas, de Mujica, de Fernández y los núcleos políticos que acompañan sus decisiones. Es la opción por la derrota ideológica del MLN (T), la segunda derrota en su historia. Hay cientos de sobrevivientes que esta vez no nos sentimos convocados en lo más mínimo por sus decisiones, cientos que seguiremos echando sobre el mundo la misma mirada guerrillera que antaño compartimos. La derrota es asunto de Mujica, Fernández y los suyos, no de nosotros. Aclaro, por las dudas, que no estar derrotados no quiere decir salir como leones ciegos y sordos “fierro” en mano, por lo tanto no vale la pena que ningún “voluntario” nos denuncie ante el ministerio del interior, ni ahora ni después de marzo del 2010, cuando lo asuma Eduardo Bonomi.

Los derrotados asumen posiciones coherentes con su derrota. Fernández entiende que anular la ley de caducidad divide al pueblo uruguayo y por lo tanto se consagra defensor de la ley de caducidad, olvidando que mientras la injusticia social sobreviva, el terrorismo de estado también sobrevivirá, pronto a dar el zarpazo cuando lo entienda necesario como lo está haciendo en Honduras. Este 11 de setiembre, abundante en “estupideces”, Mujica borró de su memoria el asesinato de Salvador Allende en manos de los verdugos de Pinochet. Tal vez este 8 de octubre olvide y perdone a quienes hace exactamente cuarenta años asesinaron sin piedad a Jorge, Alfredo y Ricardo.... El “olvido y perdón” es otra opción ideológica, la renuncia a generar una opinión política sustentada en la verdad y la justicia, sobre todo en aquellos que no vivieron el terrorismo de estado. De sembradores de ideas revolucionarias han pasado a sembrar semillas de impunidad, es una quebradura muy profunda sus espíritus....causa vergüenza ajena el rol que han aceptado jugar.

Mujica, Fernández y su colectividad justifican todo en función de las necesidades electorales, para juntar votos vale la pena abjurar de todos los principios y compromisos, desprenderse de su propia historia, de sus muertos y desaparecidos, de las humillaciones sufridas por sus familiares en cada cuartel y cárcel que conocieron...los muertos ya no tienen fuerza sobre ellos, soltaron amarras y navegan procelosos océanos.

¿En qué momento de la historia tupamara comenzaron a germinar las semillas del arrepentimiento? ¿Habrá sido en aquellas negociaciones del Batallón Florida? ¿En el hostigamiento permanente de los calabozos? ¿O el terreno fértil a las tentaciones del poder que pisaron al acceder a bancas y glorias electorales? Intento entender lo que ocurrió, pero el entendimiento no me quita el escalofrío...

¿Pensarán Mujica y Fernández que la historia les será benévola y habrá impunidad para ellos? La derrota desmoraliza y la desmoralización trae consecuencias trágicas, entre ellas el juicio de la historia. Aquella epopeya de conductores de un movimiento revolucionario parece destinada a terminar en payasada.



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1 comentario:

  1. Hay algunos tupamaros viejos inmorales que apoyan al payaso. Los tupamaros dignos se apartan de él.

    Voltaire

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