miércoles, 15 de diciembre de 2010

Hugo Campos Hermida


Fue uno de los mas feroces torturadores
"Sobreviviente" del Escuadrón de la Muerte
 Se

distinguió en la época de plomo como un implacable represor.
Se distinguió en la época de plomo como un implacable represor.

Campos Hermida conquistó su fama de duro represor, al participar directamente en los comandos que capturaron a los máximos dirigentes tupamaros. El 31 de agosto de 1972, sobre la calle Sarandí, caía herido Raúl Sendic, en un enfrentamiento con las fuerzas conjuntas. Aún consciente, el líder histórico y fundador del MLN, observó el operativo a cargo de un oficial de la marina. También alcanzó a ver y a escuchar cómo Campos Hermida corría hasta el lugar reclamando su ejecución. Años después, el propio Sendic narraba este hecho en el libro Alto el Fuego, de los periodistas Nelson Caula y Alberto Silva: "Cuando caí herido en la calle Sarandí, Campos Hermida vino corriendo, decía: '¡Hay que matar a Sendic. Hay que matar a Sendic!' El oficial de la Marina, encargado del operativo, dijo que él no tenía esa orden. Lo último que recuerdo de este sobreviviente del escuadrón esa noche fue que subió a la ambulancia y dijo: ´Bebe, estás frito, Bebe´, viendo cómo estaba desangrándome. Era la extremaunción dada por un especialista, pero no se cumplió".

También participó en los procedimientos del 14 de abril de 1972, especialmente el que culminó con la detención del hoy senador del EP-FA Eleuterio Fernández Huidobro y la muerte, entre otros, del matrimonio Martirena en una casa de la calle Amazonas, en el barrio montevideano de Malvín.

En esa oportunidad, Fernández Huidobro, herido de bala, solicitó la presencia de Campos Hermida para rendirse a las fuerzas policiales.

Consultado por LA REPUBLICA sobre las razones de tal petición (el ex inspector de la Policía contaba la anécdota como demostración de que nunca cometió ningún tipo de atropello a los derechos humanos, pues de lo contrario --sostenía-- nunca un jefe del MLN hubiera pedido su presencia para entregarse), el senador dijo que lo hizo no por el hombre sino por el cargo. "La única posibilidad de que no me mataran era entregarme a quien estaba al mando del operativo. En todo caso si lo hacían que lo hiciera el jerarca. Era costumbre en esas acciones que los 'milicos" dispararan sin contemplaciones, para luego saquear las casas o al muerto. En realidad creo que la vida me la salvó el juez Daniel Etcheverría, que ya estaba en el lugar, lo mismo que el médico forense", precisó Fernández Huidobro.

El dirigente del MLN agregó que Campos Hermida fue responsable de la muerte del matrimonio Martirena. *

La República, 25 de noviembre, 2001

La máquina de olvidar 

Fuerzas Conjuntas y Tupamaros el 14 de abril de 1972
El peor día de la guerra sucia
El primer juez de la causa y un capturado recuerdan la peor jornada de la historia moderna. Hoy la Justicia vuelve a indagar el asesinato del matrimonio Martirena.
Operativo. Policías y militares del Batallón Florida rodean la manzana donde vivía el matrimonio Martirena.

ALEJANDRO PÉREZ
"Vamos ocho a cuatro y ganamos nosotros". David Cámpora escuchó con resignación el irónico parte del día anterior de la boca de un soldado.

Estaba tirado en una cama del Hospital Militar después del momento más duro de la guerra sucia. En ocho horas habían muerto 12 personas, ocho del lado guerrillero, cuatro del otro bando. Hubo también seis detenidos y siete heridos.

Cámpora era jefe financiero de los tupamaros. Estaba libre desde el escape masivo de Punta Carretas en 1971. En los últimos meses, el MLN había concentrado en atacar los escuadrones de la muerte. El secuestro del fotógrafo policial Néstor Bardesio les permitió conformar una lista de sus cuadros. Bardesio delató a Armando Acosta y Lara, Oscar Delega, Hugo Campos Hermida, Ernesto Motto y Víctor Castiglioni. Los cinco serían ejecutados en tres días consecutivos de abril.

Desde febrero, David Cámpora y Eleuterio Fernández Huidobro vivían en un escondite (berretín, en la jerga tupamara) armado en el hogar del matrimonio Martirena-Giménez en Amazonas 1440.

El 14 de abril la estadía clandestina iba a terminar de manera abrupta. A las 13:55 oyeron por la radio de alta frecuencia que la Policía andaba cerca. Afuera había dos camiones del Batallón Florida con 40 soldados al mando del capitán Carlos Calcagno y policías liderados por el comisario Hugo Campos Hermida. Un helicóptero interrumpió la tranquilidad de Malvín.

Cinco minutos después, llovió fuego de artillería durante varios minutos. Las balas atravesaron la pared de la finca y dieron en el berretín armado por Cámpora y Huidobro, situado entre el cielorraso y el techo de la casa. Un impacto dio en el cuello de "El Ñato" Huidobro. El dueño de casa gritó: "no estamos armados, no disparen". El escribano Luis Martirena militaba en el sector legal del Movimiento de Liberación Nacional.

Pocos segundos más tarde se escuchó otra ráfaga y el quejido mortal de Martirena en el primer piso. Su esposa había caído en el comedor. Las Fuerzas Conjuntas entraron a la casa y la vaciaron como si fuera una mudanza. Un rato después, llegó el juez en lo criminal Daniel Echeverría. Pidió para hacer una inspección ocular.

Por pura casualidad, el comisario Bergeret encontró en el placar del baño la entrada al berretín. Tanteando el techo pudo levantar con facilidad una tapa de 70 kilos que Cámpora olvidó trancar por socorrer a Fernández Huidobro.

Pensaron que les había llegado su hora. "Yo trataba de no moverme, pero temía que el ruido de las tripas me delatara", dice Cámpora, 35 años después.

La Policía no sabía aún el tesoro que había encontrado. Fernández Huidobro sí se dio cuenta del peligro que estaba corriendo. Dio la orden a Cámpora de entregarse. Herido y con un hilo de voz, le dijo a su compañero: "gritá que somos dos y que estamos desarmados".

Cámpora no estaba convencido."Gritá, las pelotas", pensó. "A mí de acá me sacan muerto". Igual, dejó los dos chumbos en el suelo. Pensaba fugarse por el fondo, pero el estado de "El Ñato" hacía imposible el plan. Sabía que ninguno de los dos saldría con vida.

Sin la ayuda de Cámpora, Fernández Huidobro cantó rendición. Primero pidió por el juez y después por Campos Hermida. Ambos estaban allí.

Campos Hermida se vanagloriaba de ser uno de los integrantes de las Fuerzas Conjuntas que no practicaba apremios físicos. Ese día dio garantías y cumplió el deseo de alto al fuego pedido por "El Ñato", a quien conocía de otra tragedia: el asalto de Pando. En 2004, el policía confirmó la historia al semanario Brecha .

El ex tupamaro Cámpora tiene otra teoría sobre la caballerosidad del policía: "Campitos era totalmente comprable. A la hora de una futura fuga iba a ser pieza clave. Además, se sintió amenazado por la organización. Sabía que estaba en nuestra mira por integrar los escuadrones. Cuidando nuestro pellejo, cuidaba el suyo".

Sin muchas opciones, los dos capturados bajaron las escaleras. "El Ñato" le dio un fajo con 29.400 dólares al juez y le dijo: "me los pagó una periodista francesa a cambio de un reportaje".

Luego Huidobro abrazó a Cámpora. "Bueno, hermano, esta vez zafamos", le dijo y se desmayó. Tenía un gran agujero en el costado izquierdo de la garganta. Su piel estaba de color gris por la pérdida de sangre.

"El Ñato" y Cámpora zafaron. Los Martirena no pudieron. Ivette Giménez yacía en la cocina. Tenía el mentón hundido, como si se lo hubieran aplastado con un pisotón. En un corredor de la planta alta, estaba el cuerpo del escribano Martirena. Sostenía una metralleta.

El juez Echeverría dudó de la forma en que estaba colocada el arma y miró a Campos Hermida. "Eso es todo, doctor", respondió el policía. El forense Guaymirán Ríos constató el fallecimiento de Martirena.

Había un gran nerviosismo en la casa. Los policías y militares estaban todos de civil con brazaletes amarillos. Cámpora recuerda oficiales fumando marihuana y bromeando entre ellos. También recuerda los ojos oscuros de dos policías que los custodiaban. "Estaban prontos para limpiarnos", cuenta Cámpora.


La vida no valía nada

Huidobro y Cámpora coinciden: el juez de Instrucción les salvó la vida con su sola presencia. Dice Cámpora: "Si Echeverría no hubiera estado allí, no sé si no nos pasaban por los dientes. Era relativamente fácil. Bastaba declarar: `tupas asediados iniciaron tiroteo y..`.".

El juez también piensa lo mismo: "creo que si no estábamos nosotros en el momento en que el comisario Bergeret descubrió el berretín, Huidobro y Cámpora no contaban el cuento. Los mataban ahí mismo".

El doctor Echeverría era uno de los cinco jueces de instrucción criminal de Montevideo. Los turnos de cada juzgado eran semanales. Entre los lunes 10 y 17 de abril de 1972, su juzgado (el de tercer turno) estaba a cargo de toda la justicia penal en la capital uruguaya.


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El juez Echeverría recrea el clima a su manera: "los agentes parecían fuera de sí, gritaban como locos, gritaban cualquier cosa. El odio que se respiraba en esa casa podía palparse. Yo pensé que no salíamos vivos. Se estaban matando entre ellos y nosotros estábamos en el medio", asegura.


No se puede decir que el tema le cayó en suerte.

"El 14 de abril de 1972 fue el peor día de mi carrera judicial", dice sin dudar. Hoy a los 80 años, retirado de la administración de justicia, dedica tiempo al estudio del cosmos y de la genética.

Aquella jornada, probablemente la más sangrienta del Uruguay del siglo XX, había amanecido bajo una garúa. Echeverría prendió la radio y se enteró que un comando sedicioso había asesinado al capitán de la Armada, Ernesto Motto, integrante de Inteligencia naval.

El marino fue ejecutado a las 9:10 de 12 balazos en la parada del ómnibus. Los disparos fueron realizados desde una pick-up blanca con cuatro hombres en la parte trasera. Era el último día de trabajo antisubversivo para Motto. Había conseguido pase como oficial un buque de guerra.

El asesinato ocurrió en plena avenida Roosevelt de Las Piedras. No caía en la jurisdicción de Echeverría.

El juez supo poco después que la tragedia había comenzado más temprano y que había caído dentro de su competencia. Mientras desayunaba, la primera llamada de alerta fue del comisario Campos Hermida.

"Esto viene bravo, doctor", le advirtió. A las 6:50 un Ford Maverick conducido por el subcomisario Delega, el agente Leites y otro policía, había sido interceptado en Bulevar y Ponce por una camioneta Chevrolet verde. Delega y Leites murieron bajo el fuego de metralleta.

Suficiente para un mismo día, pensó el juez. Pero no. A las 10:20, un francotirador tupamaro asesinó al ex subsecretario del Interior, profesor Armando Acosta y Lara, en el momento ue salía de su domicilio. Los disparos provenían de la parte trasera de la iglesia metodista de San José y Barrios Amorín, copada desde las 8 de la mañana por un comando tupamaro.

"Recuerdo un charco de sangre impresionante frente al zaguán de la casa", recuerda el juez, que hizo acto de presencia en el lugar junto al comisario Campos Hermida. Acosta y Lara cayó fulminado en el acto.

El juez volvió a su despacho. Otra llamada del comisario Campos Hermida lo llevó de recorrida. A las tres de la tarde se enteró que los enfrentamientos habían continuado. Cada agresión respondía a la anterior.

A las 12:30, vecinos de la calle Francisco Plá denunciaron la sospechosa presencia de una camioneta. Hacia allí transitaba el subcomisario Juan J. Reyes en un Ford Maverick. Pero la emboscada salió mal.

La providencial llegada de dos vehículos blindados (las famosas "chanchitas" verdes) desató un violento tiroteo en el que murieron dos tupamaros. El subcomisario Reyes resultó gravemente herido.

Buscando revancha, un equipo de Inteligencia comandado por el inspector Víctor Castiglioni irrumpió en un cantón tupamaro de la calle Pérez Gomar 4392. El dueño de casa fue capturado. Murieron su hijo de 18 años, el jefe tupamaro Jorge Candán Grajales y dos militantes más.

El juez Echeverría todavía no puede creer la cantidad de diligencias que debió desarrollar esa jornada. Para terminar aquella agenda de terror, ya entrada la noche, tuvo que actuar ante un operativo de la seccional 5° de Policía. La denuncia provenía de la sede del Partido Comunista, en Fernández Crespo y Uruguay. Habían disparado al local desde un patrullero.

"El lugar era aterrador. Un montón de gente tirada boca abajo. Los policías rodéandolos con las metralletas. Ordené el desalojo y la libertad de los detenidos", recuerda el magistrado.

A pocas cuadras del lugar, el Parlamento votaba el estado de guerra interno y la supresión de las garantías individuales. La votación parlamentaria resultó afirmativa. A partir del 15 de abril de 1972, los hechos de sedición pasaron a la órbita de la justicia militar. Por puro formalismo, Cámpora y Huidobro fueron los últimos sediciosos procesados por la justicia civil.

Aquella horrible madrugada, el senador frenteamplista Enrique Erro leyó un informe enviado por los tupamaros que intentaba explicar las ejecuciones. Un grupo de la ultraderechista Juventud Unida de Pie (JUP) se enfrentó en la barra legislativa con obreros de Alpargatas y estudiantes de la Facultad de Química.

Algunos cabos sueltos de aquel día todavía están en la mira, entre otros la muerte del matrimonio Martirena-Giménez que nunca había sido investigada.

El expediente fue archivado por la Ley de Caducidad. Pero la Suprema Corte de Justicia recibió en 2003 un escrito con la firma de 200 personas solicitando la reapertura del caso. Entre los solicitantes figuran Ana y Laura Martirena, hijas del matrimonio asesinado. La petición fue aceptada y hoy está bajo la competencia del juez penal de 10° turno, Rolando Vomero.

Fueron indagados Huidobro, Cámpora y el actual general Carlos Calcagno, cuya actuación en dictadura es objeto de otras investigaciones judiciales.

También declaró un funcionario policial que ese día vio una escena atroz: mientras un soldado robaba comida de la cocina, el inspector Castiglioni tenía el pie sobre el rostro de Ivette Giménez, le puso el revólver en la boca y disparó.

El juez Echeverría dice no haber visto a Castiglioni en la escena del crimen, pero él y su actuario llegaron una hora y media después del ataque.

Muy lejos de la causa, el ex magistrado todavía se pregunta cosas: "si no agarraban en la calle Amazonas a Huidobro y a Cámpora, ¿cómo hubieran justificado las Fuerzas Conjuntas el asesinato de los Martirena?".

Es una pregunta que se hace hoy la Justicia uruguaya. Castiglioni, Campos Hermida y muchos otros están muertos. Y ya se sabe: los muertos no declaran.
El País Digital 14.04.2007

13 comentarios:

  1. Otra vez se tilda de "ex tupamaro" a un compañero. Esta vez le tocó a David Cámpora. No sabemos si el compañero Cámpora estará de acuerdo. Haber renunciado a la organización MLN, que no deja de ser una cáscara vacía de tupamaros, no alcanza para calificar a un compañero de "ex tupamaro". El concepto de tupamaro abarca principios éticos de justicia y equidad e ideales políticos que no son exclusivos de ninguna organización.

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    1. Inclusive el de tomar el poder por medio de las armas????

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  2. CABE ACOTAR QUE ESTE LOCAL,LA INTELIGENCIA DE LAS FF.AA,LO TENIA FICHADO HACIA VASTANTE TIEMPO.
    Y SOLO ESTABAN ESPERANDO EL VISTO BUENO DE LOS BLANCOS Y COLORADOS,PARA SALIR A MATAR TUPAS.
    CUANDO LOS PARTIDOS TRADICIONALES,LE DIERON LA BENDICION A LOS MILICOS PARA SALIR A REPRIMIR,LA INTELIGENCIA MILITAR YA VENIA TRABAJANDO DESDE MUCHOS MESES ATRAS ,SOBRE POSIBLES LOCALES DE LA ORGA Y FICHAJE DE MILITANTES DEL M.L.N

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  3. Con todo respeto, creo que no debería llamarse "guerra sucia" a lo que fue un genocidio. Da lugar a malentendidos, como si se hubiese tratado de un enfrentamiento entre dos bandos, cuando se trató de una eliminación sistemática llevada a cabo por el terrorismo de Estado.
    Saludos desde Argentina.

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    1. Y bueno, empezamos ya nuestra historia con Rivera, un colorado genocida que intento desaparecer a todos los Charruas de un plumazo. Charruas que apoyaron a Artigas en la tarea por la Independencia. Intento matar a Artigas mismo en dos ocasiones, o mejor dicho, lo mando matar. Incluso Artigas era compadre de un hijo suyo. Era casi un "paariente" de Rivera.
      Estas personas se merecen un juicio postumo, en particular yo le sacararia a Rivera su Departamento, su Avenida y la Plaza en XXX que tambien, lamentablemente, lleva su nombre. Me pregunto que valor semiotico aun tiene este personaje, que no le han hecho un juicio historico por genocida.
      Algunas personas no tienen valores eticos ni morales, ni esteticos, solo usan a su entorno para su propio bienestar. Luego la vida se cobra, por supuesto, pero muchas veces el daño hecho es irreparable.
      Esta historia que es mas reciente, y que vuelve a repetirse, lamentablemente, es mas de lo mismo. Incluso ahora la mayoria quiere tapar todo lo sucedido. Y algun personaje al mando medio actual, resulta que tambien estuvo a cargo de algunos vuelos de la muerte... incomprensible...

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    2. Claro que fue una guerra sucia entre dos de las peores lacras que vivieron en este país, los milicos torturadores y los tupas asesinos, sino pregúntale a los familiares del peón , no se como habrá sido en otros países, asi fue aca y esta mas que probado, NUNCA MAS NI TUPAS NI DICTADURA, VIVA LA REPUBLICA

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  4. Los tupamaros fuimos de los pocos ejemplos en el mundo de un conjunto de miles de seres humanos que fuimos capaces de arriesgar la vida, los bienes, la salud, la familia y hasta de afrontar la tortura por una cuestión de principios, y aún hasta hoy seguimos dando la cara por nuestras ideas poniendo nuestro nombre, sin escudarnos cobardemente detrás de anónimos.

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  5. Estoy de acuerdo con Ricardo, y estoy de acuerdo con Inés. Justamente lo terrible de este momento histórico en que vivimos es la falta de memoria, la falta de ética de vida y la falta de vergüenza de muchos viejos compañeros que prefieren mirar para el costado y no mirar como la historia escrita por un par de felones nos pasa por arriba. Hay, por desgracia, bastantes cros. que se han olvidado de los torturados, los muertos y los desaparecidos. Y también de las huellas indelebles que dejó el martirio y la cárcel en miles de compañeros que nunca se van a recuperar. Daniel Rey Piuma

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  6. No solo los tupamaros fueron de los pocos ejemplos, hubieron muchos ejemplos en el mundo.
    Los argelinos tambien lo poco o mucho que tenian, lo dejaron. Los de Cuba, Fidel siendo nino rico, dejo todo y tambien muchos sufrieron torturas, de Santo Domingo tambien, mucha gente intelectual y de posicion tambien dio todo hace mas de 50 anos atras. Los de Libia, tambien pelearon contra el fascimo heroe que dio todo fue Ali Muthakar. Los tupamaros cometieron errores graves, que nunca supieron comunicarse con el pueblo, solo a nivel obrero, estudiantil,
    intelectual digamos una cierta clase, pero no todo el pais. Despues en un momento llamaron a el pueblo "la chusma".
    Valoro la gente idealista que dio todo y la vida lo mas precioso, y que paso despues?
    A Fidel lo conocia todo el pueblo de cuba. A los tupamaros ciertos nucleos de la sociedad.
    Hay muchas injusticias, una de ellas es la de los caneros. A los caneros lo conocian una cierta parte del pueblo los milistantes de diferentes fraciones, pero no todo el Uruguay o los barrios de Montevideo exceptuando, La Teja, El Cerro, Afueras de Nuevo Paris. Esa fue una realidad.

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  7. Repito que no hay que confundir tupamaros con MLN, ni antes históricamente, ni mucho menos ahora. Uno de los errores más graves de los muchos que cometimos los tupamaros fue confiar ciegamente en los líderes, entre los cuales hubo traidores reconocidos y también estaban quienes hoy, estando en el gobierno, abjuran de principios fundamentales.

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  8. Y debo agregar con respeto y admiración que existieron y existen para alentar la esperanza de supervivencia de la humanidad otros, como el compañero Daniel Rey Piuma que también fueron capaces de arriesgar salud, bienes, familia y hasta tortura por la gran causa de la justicia. Él también sigue hoy en día dando la cara por sus principios sin esperar otra recompensa que la que emane de su conciencia.

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  9. Estoy de acuerdo Ricardo, pero lamentablemente como el gran pedagogo y maestro Paulo Freire expreso.
    Hay 2 clases de historia la del conquistado y la del conquistador. Freire fue un educador y hizo labores imaginables dejo todo, hizo una campana en Brasil alla por los anos 60, para votar todo ciudadano tenia que saber leer y escribir, era por votar el gobierno Joa Gular, trabajo con equipos en favelas, donde 2.000 habitantes aprendieron a leer y a escribir con consciencia.
    Fue exilado de Brasil Lacerda el dictador se lo que devorar a Freire., educo en Angola, albetizo, denuncio, escribio el libro PEDAGOGIA EN PROCESS LETTERS TO GUINEA-BISSAU, y EL libro, Pedagogia del Oprimido. Fue perseguido, desterrado de su propia tierra. Jamas claudico en sus ideas y principios. Quiero decirte que tambien hay muchas personas anonimas que siguen trabajando en lugares que uno cree que esta perdido en el mundo por la ubicacion geografica.
    Uno de esos lugares es East Timorese.

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  10. un agradecimiento a todos los que enfrentaron a la dictadura en el plebicito de 1980 comenzando el fin de los militares corruptos y asesinos

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