miércoles, 27 de noviembre de 2013

En la encrucijada


y viceversa

Director de la DGI, Pablo Ferreri: "Claramente la línea de la política económica se mantiene".
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miércoles, 27 de noviembre de 2013

En la encrucijada


Algunos sectores que se autodenominan “la izquierda” dentro del FA, definieron como estrategia introducir una serie de cambios en las bases programáticas que discutiría el Congreso; cambios que tenderían a producir un giro a la izquierda en un posible próximo gobierno, dado el notorio posicionamiento al centro del anterior y del actual.
El grupo denominado de los 8, estaba integrado por el PCU, el MPP, el FIDEL, la 5005 de Diego Cánepa, la Vertiente Artiguista, la Liga Federal (Darío Pérez), Compromiso Frenteamplista (Raúl Sendic), y el MAS.
Uno tiende a preguntarse por qué estos grupos intentaban ahora un giro a la izquierda, cuando es notorio que la mayoría de ellos participaban del gobierno y podían haber intentado ese giro mucho antes. Diego Cánepa (5005) es notoriamente un actor destacado del gobierno, y ha recorrido todo el espectro político del FA. En las internas de 2008 comenzó apoyando la candidatura de Astori, y a los pocos días pasó a integrar el comando de campaña de Carámbula; como ninguno de ellos ganó, terminó como secretario del ganador, Mujica, y estuvo a su lado durante todo el período de gobierno. Raúl Sendic (Compromiso Frenteamplista) –ex 26 de Marzo- fue el presidente de ANCAP hasta hace bien poquito, y contaba –y supongo que cuenta- con el respaldo nada menos que de Mujica y de Tabaré Vázquez (muchos hablan de su “delfín”). Enrique Rubio estuvo dirigiendo la OPP en el anterior gobierno y ha sido senador en el actual. El MPP tuvo y tiene la mayor bancada parlamentaria que ha tenido el FA, y además al presidente de la república y varios de los ministros del gobierno. El PCU ocupó el MIDES un tiempo y luego el MSP. Es decir, sectores y personalidades con incidencia en el gobierno, y que sin embargo o no se molestaron en intentar, o no lograron imprimir, un rumbo de izquierda en estos 8 años de gobierno frenteamplista. Al parecer, pensaban lograrlo con unas cuantas propuestas que hacían énfasis en el aspecto económico y en la distribución de la riqueza, presentadas días antes del Congreso.
Tienen todos sin duda algo en común: su discurso previo hacía énfasis en que lo fundamental era el programa, y que lo de las candidaturas era secundario. No obstante lo cual todos ellos primero definieron qué candidato apoyarían y recién después se dedicaron al programa.
UNA ESTRATEGIA FALLIDA
Lo cierto es que la estrategia les falló (incluso hasta la de salir del Congreso con un candidato oficial). Tal vez porque confunden “acumulación” y “correlación de fuerzas” con cuentas de almacenero, en donde se suman y se restan delegados que tal vez estén afines con sus propuestas. Pero la acumulación es algo bien diferente, es sumar cabezas ganadas para determinadas concepciones, cosa que se logra dando una lucha ideológica constante y sin concesiones, y en todos los ámbitos por esas concepciones (cosa que ha brillado por su ausencia).
Ahora el problema es otro. Más allá de lo que se diga ahora (Eduardo Lorier luego del Congreso:  "quedan abiertas las posibilidades a una importante profundización de los cambios"), la estrategia fallida terminó en un programa mediocre, lleno de buenas intenciones y supuestas voluntades de aspirar a hacer cosas más o menos progresistas. Y entonces se ha transformado en una encrucijada.
Porque un programa más concreto, con cifras ciertas y plazos determinados, podría haber hecho pensar a estos grupos (equivocadamente) que podría embretar a cualquier futuro presidente, y tal vez esa haya sido la apuesta. Si no, no se entiende la lucha denodada por un giro a la izquierda y similar empeño (en forma muy paradojal) en postular al candidato más a la derecha, al que no aceptaría un giro a la izquierda y lo ha planteado reiteradamente. 
Ya hemos podido ver que eso no es posible, y que el programa jamás embreta a nadie, y que el programa puede decir frigorífico multimodal y no pasa nada, y que el programa puede decir Convención Nacional Constituyente y tampoco pasa nada, y que el programa puede decir anulación de la ley de impunidad y no pasa nada, etc...

UN GIRO POSIBLE

Pero si un programa concreto no embreta a nadie, menos lo hará un programa que no dice nada y que solo contiene buenas intenciones.
Un programa como este último, como el aprobado en el reciente Congreso, solo podría ser explotado y aprovechado al máximo por un presidente que realmente tenga intenciones de llevarlo a cabo hasta sus últimas consecuencias. Esto es, por un/a presidente de izquierda, que forme un gabinete de izquierda y que conduzca al gobierno con un rumbo de izquierda, apoyado en la participación y movilización constante de sus bases militantes. De lo contrario, las buenas intenciones quedarán en nada.
Y la encrucijada para estos grupos supuestamente de izquierda, es que si con este programa aprobado, triunfa el candidato que ellos apoyan –Tabaré Vázquez-, es obvio que conformará un gabinete a su medida, y en consonancia con quienes han venido llevando la conducción económica desde hace 8 años: el FLS, desestimando la participación popular y apoyándose en los almuerzos de ADM. Por lo cual la película será la conocida, tal cual lo planteó el director de la DGI Pablo Ferreri una vez finalizado el Congreso:  "Claramente la línea de la política económica se mantiene". Tal vez con un agravante: la pérdida de la mayoría parlamentaria, lo que determinaría que un gobierno de centro, termine negociando un programa de centro con la derecha.
En definitiva, si realmente lo que se quiere es lograr un giro a la izquierda en el próximo gobierno, y aplicando lo dicho por estos mismos grupos en su momento, si lo importante es el programa y luego el candidato, deberían revisar –a la luz del programa aprobado- sus definiciones sobre candidatura.
De mantener su apoyo a la candidatura de Vázquez, estarán trabajando para que un próximo gobierno termine dando la razón a Pablo Ferreri y al Frente Liber Seregni.
La afirmación de Lorier ("quedan abiertas las posibilidades a una importante profundización de los cambios") tiene una sola oportunidad: jugarse junto a una masa de frenteamplistas de a pie que trabajan y sueñan por la oportunidad de un cambio con la candidatura de Constanza.
Sería lamentable, ingenuo e infantil (por no aplicar otros términos) que quisieran enmendar el error dando ahora una lucha por obtener la vicepresidencia, como si con ello pudieran lograr algún equilibrio en el futuro gobierno.


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