sábado, 22 de noviembre de 2014

Omisión inexcusable


Enviado por Manuel Marx Menéndez 


El pasado martes 11, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) inauguró una nueva policlínica con el nombre de Arturo Dubra en lo que fuera "La isla" en el  Penal de Libertad durante el terrorismo de Estado
Arturo Dubra, fallecido tempranamente a los 62 años de edad en junio de 2003,  fue un destacado expreso político de la dictadura, militante social y político y también parlamentario del partido de gobierno. El reconocimiento que se le ha tributado  es merecido e incuestionable. Fue una justa y destacable iniciativa
El Estado debe reconocer y homenajear, colectiva e individualmente, a quienes tanto han contribuido a la conquista de la sociedad democrática en la cual vivimos.  Hacerlo supone un rechazo y una condena a quienes lo persiguieron, lo torturaron y lo encarcelaron. Designar con su nombre la nueva policlínica robustece la salud moral de la sociedad y contribuye a forjar  la memoria histórica del país, educando a las jóvenes generaciones.
"La isla" un pequeño edificio apartado del cuerpo central del establecimiento carcelario fue el lugar por el cual pasaban todos los prisioneros al llegar  y también antes de abandonar el Penal. Era también el sitio de castigo al cual se trasladaba a los prisioneros cuando se los sancionaba a rigor. Un lugar tenebroso y siempre temible por todos quienes estuvieron en el Penal. Ahí, precisamente, Horacio "el gorila" Ramos fue asesinado en 1981,  mientras cumplía una sospechosa sanción
Durante el terrorismo de Estado 2870 prisioneros sociales y políticos del sexo masculino pasaron por el Establecimiento Militar de Reclusión Nº1 (EMR Nº1 en la jerga militar) y siempre fue conocido como el Penal de Libertad. Junto con la Cárcel de Paso de los Toros y el Penal de Punta de Rieles, fue uno de los centros donde se recluyó a los prisioneros con el propósito de destruirlos física, psíquica y psicológicamente
A diferencia de lo ocurrido en otros países de la región, la privación de la libertad, de carácter prolongada, asociada a la tortura masiva, sistemática y generalizada,  a condiciones de reclusión aberrantes e inhumanas, fue la metodología deliberadamente seleccionada por las fuerzas armadas para aterrorizar a la población, mantenerse en el poder y destruir a todos aquellos que se oponían a sus designios
La decisión de designar con el nombre de Arturo Dubra a la nueva policlínica fue adoptada por el Directorio de ASSE sin consultar y sin informar a las organizaciones de la sociedad civil, lo cual no deja de llamar la atención teniendo en cuenta de que en el mismo hay un representante de los usuarios, es decir, de la sociedad civil
Lo más llamativo de todo, sin embargo, es que ni ASSE, ni el Ministerio del Interior, tuvieron, ni siquiera, la cortesía de invitar a Crysol, la organización que representa y nuclea a todos los expresos políticos de Uruguay, a la ceremonia de inauguración
Por demandar la plena implementación en la realidad uruguaya de las normas de DDHH, muy especialmente la Resolución 60/147 de la ONU, para afirmar y fortalecer la institucionalidad democrática y construir el Nunca Más con sólidas raíces, se nos considera sujetos molestos. La representatividad de Crysol como organización nucleadora de las  y de los expresos políticos, guste o no guste, es incuestionable. El millar de socios activos, documentados, lo pone de manifiesto
Hace unas semanas el Relator Especial de las Naciones Unidas para la promoción de la justicia, la verdad, la reparación y las garantías de no repetición, Pablo de Greiff, presentó su informe al Consejo de DDHH de la ONU en la 27ª sesión
Uno de los aspectos mencionados en dicho informe es la escasa atención que el Estado uruguayo presta a quienes fueron víctimas directas del terrorismo estatal.
Reclamó al respecto un cambio de actitud por parte del Estado hacia las víctimas y sus organizaciones representativas, ya que ellas han sido el motor imparable de la construcción de la memoria histórica del pasado reciente, entre otras contribuciones indudables
Este episodio protagonizado por ASSE y el Ministerio del Interior que cuestionamos como colectivo organizado, lo  ejemplifica gráficamente. Lamentable



Opinando. Doy mi opinión

La omisión no es a mi entender que ASSE no haya invitado a la inauguración a Crysol y demás organizaciones sociales. La omisión es que se hayan borrado los testimonios del Terrorismo de Estado con la modificación de la Isla (Sala de tortura).
Aquí Crysol no ha tenido una actitud activa y como cotizante se los hago saber. Si querían hacer una Policlínica para los presos del penal de "Libertad" podrían haber construido al lado o donde quisieran, hay suficiente campo. Los lugares de martirio, tortura, exterminio, etc., se los mantiene como recuerdo vivo como lo hicieron en Europa y Argentina como testimonio hacia la historia y no se los embellece.
Cuando dimos el testimonio con Néstor Peralta Larrosa sobre el asesinato del compañero Horacio Ramos en la Isla, se hizo la reconstrucción posterior y las autoridades del penal y el Ministerio del Interior adulteraron el edificio para negar las afirmaciones nuestra y de otros compañeros que argumentábamos asesinato, la consecuencia se dejó en libertad al Coronel y al Capitán procesados. La Dra. Guianze nos comunicó que en una reconstrucción que ella participó habían cambiado la celda donde mataron a Ramos
Esto sucedió con gobierno "progresista". El mismo hecho se realizó en el penal de Punta de Rieles, con el argumento de construir una "cárcel modelo", "de reeducación" destruyeron los testimonios de las torturas a las compañeras que allí estuvieron.
No puedo estar de acuerdo con todo esto. No permitamos que la barbarie continúe. Borraron los testimonios. Embellecen las cárceles, otros instrumentos de tortura
Manuel Marx Menéndez (Marxito)
20 de noviembre de 2014



Hola Marxito. Hola compas

Comparto lo que escribiste y reenvío un escrito que compartí el 27 de junio/2014 sobre Punta de Rieles.
Abrazo
Irma Leites

De las muchachas de ayer a los jóvenes de hoy


Acabo de salir de la celda 1 del Sector E de Punta de Rieles. ¿Salí?
Ya no está ni  Pitico, ni Mafalda, ni la Negra Edín, ni Aída, ni yo allí.
Miré por la ventana -por la que tanto mirábamos-, no a través de la tela sombra y las rejas que tiene hoy, sino a través  de pequeños agujeros que hacíamos en la chapa que impedía ver hacia afuera.
Esos agujeros eran nuestro mirador. Desde él adivinábamos quien era, la forma de caminar, el número, el color del sector… nuestros ojos buscaban cualquier señal, cualquier pista para identificar quien era. Allí, por ese camino,  se llevaban a las compañeras al calabozo. Nos conducían a la “Casita de muñecas”   como denominaban sarcásticamente, los oficiales, a los calabozos de castigos. Allí sufríamos el más estricto aislamiento y hostigamiento, cuando veníamos  de la tortura,  las que recién eran traídas de cuarteles o de otras cárceles, o las que eran sancionadas, ellas-nosotras pasábamos por el camino que se veía desde el E y D, ahí contra el alambrado que aún permanece en pie. Mi ojo colocado hoy en esa abertura aún pudo reconocer esa pequeña peregrinación hacia el aislamiento… un uniforme, las PMF, los soldados, cerrando el cortejo armados a guerra con fusiles.
Como símbolo tal vez de este tiempo, sobreviven las torres de vigías del penal junto a la impunidad, de lo que no se juzgó ayer ni hoy: este sitio convertido hasta hace unos años en lugar de entrenamiento de las tropas interventoras enviadas al Sinaí, a Haití, al Congo, ahora es una “cárcel de rehabilitación”, pero cárcel.
Un sitio geográficamente hermoso convertido en sede permanente de impunidades. Esa impunidad no medible en torturas concretas sino en la instrumentación de un sistema de destrucción sistemática. Política de devastación física- sicológica a través del trabajo forzado, a través de la vigilancia estricta a cada ser humano que estuvo allí. Nos secuestraron ahí, para ver nuestras debilidades, para estudiar cómo hacernos pedazos, para doblegar las voluntades revolucionarias. En fin esa impunidad ejercida desde Albornoz a Silveira, desde Alberto Barrabino y Armando Méndez al capitán Font. Esa impunidad invisibilizada: de la cabo Batista, de la sargento Fernández, de la cabo De Melo, de Margarita Acevedo, de la Olimareña, de la Largo Largo y tantas más. Todas estas PMF, se convirtieron en personaje esfumados en el tiempo, que viven o vivieron como una vecina más en cualquier barrio. Nada de todo lo sucedido en ese sitio dio lugar a un juicio. Nadie juzgado. Nadie condenado. ¿Cómo hacer justicia por las muertes, por los desequilibrios, por los llantos y los sacrificios de los familiares que recorrieron durante casi una década el larguísimo camino desde Camino Maldonado a los portones del Penal? ¿Cómo hacer justicia con los hijos que eran desnudados y maltratados por las PMF que visita a visita los conducían hacia sus madres? Esas madres vestidas de grises que los esperaban haciendo de tripas corazón con sonrisas enormes, forzadas muecas entre el llanto y la emoción… cómo.
Ya no están ahí los calabozos de castigo: la Isla de Punta de Rieles- fue sustituida. A la estructura de dos aguas, le levantaron otro piso y hoy oficia de lugar de dirección de los jerarcas de los más de 500  reclusos actuales.
Pero los calabozos de aislamiento están, en la sugestión de los guardias actuales. En la leyenda que aún permanece. En los pasos que en las noches se oyen. En los golpes que nacen de las paredes y hoy no son descifrados por los oídos que los registran. En los gritos que se descubren entre los ladrillos. En las botas que solas caminan en el corredor que quedaba entre el último calabozo y el baño, entre el baño y la reja de la guardia. Confiesan que aún están allí y se imponen, se hacen oír…
Los miedos tejen historias casi mágicas, entre los carceleros. Desde allí, hoy manda el mando del penal, desde allí,  donde debíamos pedir para ir al baño y dónde muchas veces te lo impedía la soldado y te mojabas y te hacías encima, desde allí donde un silbo, una canción, un Morse te sacaba de la soledad del dos por tres, se define la política carcelaria hacia los presos actuales. Los hijos. Los nietos. Los vecinos de los barrios más pobres. Jóvenes-viejos. Nosotras éramos jóvenes-jóvenes.
Por eso tal vez aquello de la “Casita de muñecas” no solo se les ocurrió por el tamaño de las celdas sino por nuestras pintas: pequeñas, jóvenes mujeres conducidas entre fusiles al confinamiento. Desde allí esperé muchas mañanas y atardeceres el toque de diana, para que me señalara el fin o el comienzo de otro día hasta saldar la sanción, diez, veinte, treinta, sesenta para volver al abrazo de las compañeras, que seguro nos esperaban porque detrás de las ventanas tapiadas había siempre un ojo esperando a las que volvían…
Ahí mismo, a veces el treparte a  la tarima para otear el camino, los ranchos lindantes al Penal, el monte, era interrumpido por el grito de la soldado que sigilosa había intuido que estábamos expropiando un paisaje.
El penal está cambiado. Pero es el Penal.  Otros seres lo habitan. Otros jóvenes. Estos muchachos, seguro, privados de sueños.
Casi con desesperación –nos seguían hablando sacando preguntas de las mangas–tal vez para que nosotras (las habitantes anteriores de esas paredes) les contáramos algo que les diera fuerza, algo que atenúe el drama que sufren. Estos nuevos dramas seriados, 41 años después.
El patio sigue ahí, donde colgábamos y cuelgan la ropa. Las piletas ya no están. Hay otros alambrados… La cocina igual, el mismo espacio dónde pelábamos las papas, donde se cortaba el mondongo, hoy se sigue picando y picando…
La Barraca 2 modificada, llena de reparticiones, nuevas celdas, pero allí están los baños y el sitio donde las PMF vigilaban. Allí está la presencia de Anita González, de Norma Cedres, asesinadas en esas Barracas; por una exprofesa omisión de asistencia.  Y allí mismo, el tiempo pasa y no pasa. Porque aún se pretende ahogar en la impunidad una verdad poderosa, pero que no termina de morir… Asesinato de estado es asesinato de Estado y tanto la Dra. Rosa Marsiscano como el Dr. Nelson Marabotto fueron responsables de sus asesinatos, porque las llevaron a la muerte, las dejaron morir y están impunes.
Y además porque cárcel es cárcel. Y la interrogante humana es ¿qué hacer con los sitios del horror? ¿Es ético que estos símbolos del sufrimiento sean “reciclados”, cómo nuevas cárceles para los pobres de hoy? ¿Es esto lo que merece la memoria de las resistencias que dimos cientos de mujeres durante más de una década? Me sumo a la idea del abolicionismo de las cárceles. Por tanto me rechina que ahora se presente como un avance que no se maltrate  a los presos, que se permita estudiar, que trabajen. Es más que obvio que entre este “sistema modelo” de Punta de Rieles y la cárcel de COMPEN, o Penal de Libertad, o cárcel de Rocha y muchas más esto para los presos es un alivio. Pero no es mérito que los antiguos presos no maltraten, en una cárcel, a los presos de hoy.
No los redime de tener las peores cárceles del mundo el tener sicólogos y seleccionar a 600 presos –entre los más de 10 mil- para volverlos al riel del sistema. No. La tremenda intemperie que rodea la vida de estos jóvenes a los que el sistema condenó mucho antes de que llegaran  a sus cárceles solo merece que deseemos más pronto que ligero, abrir junto a ellos las puertas a otra sociedad.
Por supuesto que nada es más oscuro que pensar adonde ir al salir ¿adónde? Eso fue parte de la conversa sin duda, algo que alivia, “es algo”.
Pero no es el mundo soñado, ese sueño ataca las causas de esta horrenda realidad de miles y miles de jóvenes condenados antes de nacer, al nacer, al crecer y al morir, tantas veces con una bala por la espalda.
  El paradigma por el cual estuvimos ahí presas era otro: la justicia social. Muy lejana propuesta  a la del rescatar algo de hoy…
En la celda 1, uno de sus habitantes, muchacho de ojos claros angustiado. Una bala en su cabeza, en un sitio peligroso, que no se la pueden extraer. La siento aún en mi mano…Duele.
Les contamos anécdotas, les preguntamos cómo transcurrían sus días…para volver a concluir en definitiva cárcel es cárcel…Lo que nunca quisimos, lo que jamás querré. Porque cada vez que nos sacaban del Penal soñaba que se diera la circunstancia de partir, de fugar, porque cada rendija de luz era una señal a la libertad y el mundo que soñamos.
Más allá de todo lo que pretendan cárcel es cárcel, no es salida.
Porque para que tantos miles de muchachos hayan llegado allí, el sistema primero los condenó a una miserable existencia, luego cuando todo está perdido cuando ya la droga hizo su trabajo, o cuando la desintegración social es tal que no hay parámetros para obtener lo que se necesita o lo que se desea los captura el código penal y les cae el encierro.
Entonces el mundo se reduce a que no hay salidas. Solo rejas, muros, represión.
No me saco de la cabeza sus ojos.
¿Serían parecidos a los nuestros? Repelo la sola idea que uno solo de estos muchachos se haya sentido como nos hacía sentir Barrabino cuando nos mostraba a curas y empresarios,  diciendo “estas son las conejillas de la India”.
Este es un agujero negro en la historia. Expresos, expresas, protagonistas de fugas cinematográficas, las Estrellas, el Abuso… “reestructurando las cárceles del sistema” hoy, “humanizando” la industria de las cárceles, difundiendo una manida idea de  la “recuperación del delincuente”, tendiendo a privatizar la industria carcelaria.
Para el 2016 tendrán una cárcel en ese sitio bajo el régimen de participación público privada (PPP) para dos mil presos, en la que los privados se harán cargo de la alimentación, limpieza y lavandería.
El Estado asumiría los servicios de salud, “rehabilitación” y seguridad. A las empresas se les exonera de impuestos. La construcción de la cárcel saldrá más de 90 millones de dólares.
El consorcio Unidad Punta de Rieles, ganador del concurso, está formado por Teyma Uruguay e Instalaciones Inabensa, ambas del grupo Abengoa y por la empresa Goddard Catering Group Uruguay. ABENGOA es una multinacional de origen sevillano y que se expande a 80 países.
Tienen el monopolio de las plantas termo solares incluso en EEUU y Brasil. Han sido  denunciados porque sus más de 22 mil trabajadores son súper explotados y no pueden sindicalizarse. Descomunal inversión para encerrar la tristeza. ¿Qué pensábamos en ese entonces sobre invertir en represión, en cárceles?
Hay un fenómeno extraño que tiene que ver con la memoria de los espacios, con varias de las compañeras comentamos con asombro  que recordábamos como todo más grande el edificio en forma de Y griega más grande, la cocina más grande, la Capilla más grande. Supongo que cuando te tuvieron encapuchada, o encerrada en un calabozo algo que mida algunos metros más se te fija como gigante. Tal vez…
En La Capilla, dispusieron el Sector C,  ubicado en el lugar que había oficiado de altar  para los jesuitas, (antes de ser cárcel eran dueños de ese predio) convertido en campo de concentración en el transcurso del proceso de militarismo.
Aún está el altar con un fieltro negro. Ahora lo reconocimos mirando desde el sitio de la guardia donde rigurosamente las PMF controlaban todo lo que las presas hacían. Anotaban: quien con quién, quién  deprimida, quién leía, quién tejía, quién alentaba… número 102 se ríe… Hoy pudimos ver desde donde nos veían.
Una compañera comenta: lo que fue subir esa escalera otra vez…lo que fue.
Resulta que este viernes 27 de junio a 41 años, todo el que quiso pudo entrar a Punta de Rieles. Con grandes dudas dentro de mí decidí ir a ver. Pasamos el scanner entregamos la cédula franqueamos puertas, alambrados, y ahí está él, el edificio en forma de Y griega. Allá al fondo donde estaba la quinta  un  espacio-cancha, unas gradas, muchachos que se arriman, que nos preguntan, que no entienden como esas veteranas, esas viejas estuvieron allí, por años y años, un cartel NO A LA BAJA de la IMPUTABILIDAD LOS NIÑOS DE HOY SON EL FUTURO DEL MAÑANA, una muestra fotográfica de la Resistencia  ante el golpe de Estado, un estrado, las autoridades del Penal reseñando la existencia de los centros de tortura bajo la dictadura-cívico militar, expresas, algunos dirigentes sindicales, los vecinos del barrio. La radio que trasmite en el Penal, nos hicieron entrevistas; los presos pidiendo el cierre del Penal de Libertad, los presos contra la tortura, los presos contra la baja.
Una escena irreal, donde el presente es pasado, donde el pasado futuro. Un déjà vu, algo ya vivido, algo percibido.Una experiencia contundente. Un  sentir que estas acompañada por cosas que ya no están: los morrales colgados de la cuchetas, los calabozos, la baranda de la escalera, el grito de “Mire a la pared”, una sensación de familiaridad al mirar los ojos de los presos,  una sensación de espanto,
¿Qué pasó? Un ¿qué ocurrió? Un desconcierto, una anomalía histórica.
La experiencia previa,  se te asoma como una película que transcurre en un cine extraño,    –una cárcel, la de Punta de Rieles- algo que ocurrió pero que ocurre otra vez.
Y ahora los responsables no son: el capitalismo, Gavazzo, Silveira, el Goyo, LAS FFAA, los latifundistas, los yanquis, la cámara de industria y comercio, la asociación rural, la asociación de bancos, las multinacionales y los partidos tradicionales.

IRMA LEITES  27/06/14

No. Ahora a 41 años no son ellos. Ahora son muchos más: el capitalismo, Mujica, Astori, Huidobro, Bonomi, Olesker (y todo el sequito de descreídos de la revolución social), las FFAA, los latifundistas, los yanquis, la cámara de industria y comercio, la asociación rural, la asociación de bancos, las multinacionales, los partidos tradicionales más los ex revolucionarios defensores del sistema capitalista.
Salí de allí. ¿Cómo salir de allí? Salir al camino, pensar en la Marcha de la plaza Libertad, en un rato a la DINAMA, de la DINAMA al Centro Militar, del Centro Militar a la Plaza del Entrevero el lugar de la resistencia. Alavío entonces…es decir ¡al camino otra vez!



 

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