domingo, 6 de septiembre de 2015

Presencia masónica en su círculo presidencial






>>> De Pié y al Orden
 Todos ellos tienen un punto en común con Tabaré Vázquez: pertenecen a la Masonería y allí estaría la clave de la esta coincidencia política entre el líder frenteamplista y los exreferentes del coloradismo.


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Hierro López dijo a El País que Nin Novoa le planteó la idea "retomando una vieja práctica del Uruguay durante el siglo XX, donde líderes opositores fueron embajadores confirmando la intención de hacer una política exterior de Estado".
"Hice consultas con los líderes de mi partido. Hablé con Julio María Sanguinetti, con Jorge Batlle, con Pedro Bordaberry, con José Amorín, Tabaré Viera y otros compañeros, y todos entendieron que era una situación conveniente para el país, para que se identifiquen los intereses permanentes de Uruguay que están por encima de las discordias partidarias", indicó.
Hierro López aseguró que su designación como embajador "no le resta independencia de criterio al Partido Colorado para oponerse a lo que tenga que oponerse. Está claro que son carriles distintos y eso no inhibe la actitud crítica si es necesaria la acción opositora del partido". El canciller Nin Novoa le informó el pasado miércoles a Hierro López que efectivamente tramitarán su designación como embajador uruguayo en Perú.
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Fue director del Departamento Jurídico del Ministerio de Salud Pública durante la segunda presidencia de Julio María Sanguinetti, y asumió el cargo de director general de Secretaría del MSP desde que asumió la presidencia Jorge Batlle. Renunció al cargo en 2003.
Fue adherente al Partido Colorado hasta la presidencia de Jorge Battle, aunque no se lo identifica como un miembro orgánico del Partido.



Presidente de Cutcsa Juan Salgado fue designado asesor honorario de la Presidencia

Tabaré Vázquez y Salgado tienen lazos de amistad de larga data.

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En el caso de Glenda Rondán, fue secretaria personal de Julio Sanguinetti durante la dictadura y forma parte de la una logia masónica femenina . Hoy es habitual oradora en los actos de Tabaré Vázquez.


Tabaré Vázquez retornará a la Presidencia de la República el 1º de marzo con una moderada presencia masónica en su círculo cálido
Escribe Sergio Israel
Temple, aplomo, discreción. Saber escuchar y valorar los silencios. Mandar. Estas características del presidente Tabaré Vázquez son también arquetípicas del buen “hermano masón”.
Cuando fue electo presidente de la República por primera vez, en 2004, hacía ya tiempo que solo pagaba la cuota mensual y no concurría a los “trabajos” semanales de su logia General Artigas, pero Vázquez, en efecto, parece haber hecho suyas algunas de las características más sobresalientes de los “hermanos” que buscan el “perfeccionamiento filosófico” junto a “la acción esforzada y responsable”.
Cuando en la década de 1980 comenzó su camino como “aprendiz” —el primer grado de esta escuela iniciática a la que se ingresa por invitación y luego de un proceso riguroso y pautado— ya era un destacado profesor de medicina y trabajaba en la mutualista Asociación Española, cuyo gerente era el fallecido “hermano masón” y ex diputado colorado Oscar Magurno.

·Uno de la casa. Vázquez, como los demás integrantes de la orden, había jurado sobre una Biblia, una escuadra y un compás y declarado creer, si no en Dios, al menos en el “gran arquitecto del universo”.
Años después, su llegada al Edificio Libertad —entonces sede de la Presidencia—, como antes al cargo de Intendente de Montevideo, fueron buenas noticias para la hermandad, aunque a decir verdad casi ninguno de los grado 33 (máxima jerarquía dentro de una orden tan vertical como un ejército; su número provendría de la edad de Cristo y del número de vértebras del cuerpo humano) simpatizara con la izquierda, algo que tampoco ocurre ahora, cuando el ex gerente bancario Noé dos Santos, el director de Ancap y convencional colorado José Garchitorena,  y el escribano Jorge Caillabet son las máximas autoridades. Este último, supremo gran comendador, es el grado 33 elegido por sus 33 pares más destacados.
No obstante la distancia en el “mundo profano” (como los masones llaman al resto de la sociedad), las razones para esta satisfacción hay que buscarlas en el hecho de que habían pasado muchos años desde que uno de los hermanos llegara a ocupar un cargo tan importante, explica el politólogo y diputado colorado Fernando Amado en el libro “La Masonería uruguaya. El fin de la discreción”.
Aunque algunos presidentes como José Batlle y Ordoñez y Julio Sanguine­tti tuvieron un entorno masónico, antes que Vázquez Uruguay tuvo nueve jefes de Estado que integraron la orden: Manuel Oribe, Juan Francisco Giró y Atanasio Aguirre (blancos), y Gabriel Pereira, Francisco Vidal, Feliciano Viera, Gabriel Terra y Tomás Berreta (colorados).
El 13 de julio de 2005, el entonces venerable gran maestro Carlos Bolaña y su vice, Mario Risso, un empresario y un marino militar respectivamente, pudieron recibir a Vázquez en el templo de Mario Casinoni 1481 con honores y ritual.
El presidente Vázquez, que había sido electo por el Frente Amplio, continuó así con la tradición de sus antecesores —Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle y Jorge Batlle— pero, a diferencia de estos, quien llegaba como primer mandatario a dar una conferencia sobre laicidad era uno de la casa.
En 2010, el presidente José Mujica rompió con la tradición: recibió al venerable gran maestro de manera discreta en la Torre Ejecutiva y prometió una visita al templo que hasta ahora no hizo.

· Eslabones de la cadena. Según la investigación de Amado, durante el gobierno de Vázquez la Masonería duplicó el número de sus integrantes. Entre 2005 y 2011 se crearon 21 nuevas logias (se llegó a 92 en todo el país), mientras que el número de masones pasó de 3.100 a unos 6.000, lo que desató un debate interno acerca de cuántos de los que ingresaban buscaban apenas ascender en sus carreras, en lugar de superación personal y servicio a la sociedad.
No todos los masones, sin embargo, fueron motivo de orgullo: el ex comandante de la Armada, Juan Fernández Maggio, y otros tres oficiales “hermanos” fueron condenados por fraude. Miguel Dalmao, un oficial masón del Ejército ascendido a general por Vázquez, fue condenado por coautoría en la muerte por torturas de una militante comunista durante la dictadura. No solo se trató de un presidente masón que ascendió a un “hermano”. El juez que condenó a Dalmao también es masón, en un fallo confirmado por un Tribunal de Apelaciones. “Yo no la maté” reiteró el general promovido por Vázquez, pero durante el juicio se estableció que, aunque era apenas alférez (el grado más bajo de la oficialidad), estaba a cargo ese día y le correspondió responsabilidad funcional. El juez de primera instancia, Rolando Vomero, y el acusado no eran los únicos masones involucrados en el juicio “profano”: también el abogado defensor, Miguel Langón, es parte de la orden, así como el médico que años atrás había certificado los hematomas en el cuerpo de la militante fallecida, el luego intendente de Canelones, Marcos Carámbula.
A pesar de esos serios tropiezos —que, por otra parte, desmienten que los masones se protegen entre sí bajo cualquier circunstancia— la Masonería siguió de moda durante el primer gobierno de Vázquez.
Sin embargo, no habrá tantos “hermanos” en los primeros planos del gobierno que se instalará el 1º de marzo de 2015.
Dos de los tres comandantes de las Fuerzas Armadas, más el coordinador de Inteligencia, José Bonilla, si no es relevado, lo son.
El nuevo comandante de la Armada, Leonardo Alonso, y el de la Fuerza Aérea, Washington Martínez, que continúa en el cargo, integran una logia masónica. Sin embargo, a pesar de que los dos últimos comandantes del Ejército también fueron masones (Pedro Aguerre y el actual Juan Villagrán), así como el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Esmade) saliente, Milton Ituarte, el nuevo jefe de la fuerza de tierra, Guido Manini, que proviene de una familia con fuerte impronta riverista y es profesor de historia militar, no solo no tiene carné de la, Masonería sino que está cerca de los Tenientes de Artigas, una logia militar que, en teoría, está en las antípodas.
Alonso y Martínez fueron edecanes de Vázquez durante su primer gobierno (2005-2010), mientras que el entonces edecán de la fuerza de tierra y ahora general Nelson Pintos, sin identificación directa con ninguno de los dos “bandos” y nacido en una familia humilde del Cerro, fue designado a partir de febrero al frente del Esmade.
Entre los ministros designados por Vázquez no hay masones, pero sí en el círculo más estrecho de asesores: Álvaro Vázquez, uno de sus hijos, y Juan Salgado, amigo personal y presidente de Cutcsa, son masones. A su vez, Miguel Ángel Toma, designado como próximo secretario de la Presidencia, es “sensible al pensamiento masónico”, según fuentes de la orden.
Álvaro Vázquez, médico como su padre, recibió formación como seminarista y es uno de los atípicos casos de un católico masón, algo tolerado por la orden pero prohibido por la Iglesia desde 1738.
En junio de 2005, durante una tenida en la calle Cassinoni, Álvaro Vázquez defendió en su logia Ariel una posición contraria al aborto, mientras participaba como aprendiz. Luego de que el hecho fuera informado por “El Observador”, se produjo una crisis a causa de la ruptura de la discreción, y el “taller” (como también se les llama a las logias) quedó dividido en dos: Ariel y Tel Ariel.

· Juan, el “vazquista”. Juan Salgado es un empresario multifacético que se formó junto a Oscar Magurno. El presidente de Cutcsa desde hace 18 años es el primer suplente del presidente del club Peñarol, Juan Pedro Damiani, construyó un gran centro comercial donde estaba la planta industrial de Cutcsa y preside la Comisión Honoraria del estatal Patronato del Encarcelado y el Liberado, entre otras actividades.
“Yo no tengo por qué decirlo. Creo que no es un tema para conversar” respondió sobre su pertenencia a la Masonería, durante una entrevista publicada en marzo pasado por la revista “Seisgrados”.
Con Vázquez está relacionado desde hace años por varias vías: además de integrar la Masonería, dirige la compañía transportista que tiene el 65% del mercado en Montevideo, donde Vázquez fue intendente, y también es directivo de la Asociación Española, la mutualista donde el presidente electo trabajó hasta ahora como oncólogo. Ambos construyeron una amistad que incluye a las familias, excursiones de pesca y paseos al balneario La Paloma, en Rocha.
Durante la campaña electoral, Salgado se convirtió en una persona con peso decisivo en el comando que funcionó en el primer piso del hotel Four Points, que se obtuvo gracias a su gestión. El empresario puso un micro y automóviles al servicio de la fórmula Vázquez-Sendic para recorrer el país, ofreció variado apoyo logístico y hasta la colaboración directa de varios de los principales gerentes de la empresa.
El estrado desde el cual Vázquez habló en varios actos de la campaña pertenece a Cutcsa; Salgado no solo aportó medios sino que ayudó en la recolección de fondos y actuó como operador en algunos contactos políticos bajo orden directa de Vázquez y por fuera de la estructura del Frente Amplio, algo que creó tensiones al interior del partido de gobierno, ya que reemplazó a la fuerza política.
Aunque aumentó la frecuencia en los últimos meses, las apariciones de Salgado junto al ahora presidente electo no son nuevas. En junio de 2012, por ejemplo, transportó a su amigo hasta Florida en una camioneta 4X4 para el acto en el que la senadora socialista Mónica Xavier asumió la Presidencia del Frente Amplio en reemplazo de Jorge Brovetto.
El empresario advirtió que no aceptaría cargos, pero tampoco lo descartó y se proclamó “vazquista”, por primera vez el 29 de setiembre pasado, en declaraciones a El Observador TV.
“Simplemente le doy mi opinión. No siento que soy su asesor. No estoy dentro del plano político ni de la arena política”, indicó durante esa entrevista.
Toma, por su parte, es un abogado de origen colorado que adhiere al pensamiento masónico. En ocasiones ha sido puente con “hermanos” para resolver problemas. Se relacionó con Vázquez después de que, en calidad de director del Departamento Jurídico del Ministerio de Salud Pública, firmó un dictamen que descartó cualquier responsabilidad del ahora presidente electo en la compra de un programa informático de una empresa integrada por su hijo Ignacio. Vázquez, que cuando se produjo la compra era director del Instituto de Oncología (Indo), luego elogió la independencia técnica que observó en Toma, durante un proceso que estuvo muy politizado. Durante el primer gobierno del Frente Amplio, Toma fue director de la Oficina del Servicio Civil y también secretario de la Presidencia, pero mantiene bajo perfil.
Otros connotados masones que se sumaron a Vázquez durante la campaña electoral de este año son los ex dirigentes colorados Alberto Scavarelli y Daniel Borrelli.
“Le puedo decir que yo soy masón. Y soy masón por convencimiento desde hace muchos años; 25 años. No le puedo decir quién otro es masón. Pero le puedo decir claramente que quien viene a la masonería para acomodarse, para buscar un cargo, o para estar mejor en su trabajo, está muy equivocado y así como entra tiene que salir. (...) Soy un masón convencido y admiro la masonería. Me ha dado una filosofía de vida que es lo más importante. Lo tengo de mi abuelo italiano que llegó allá por el 1800 y pico. Él me fue dando determinados principios de la Masonería. Allí puede encontrar —tal vez— el porqué de que yo esté acá. Porque tengo libre pensamiento. No me ato a dogmas; la Masonería me enseñó a tener libre pensamiento, si no, no sería un buen masón”, dijo Borrelli acerca de su pertenencia a la hermandad (Búsqueda Nº 1.779).
Además, el primer diputado electo por el Partido Colorado, Guillermo Facello —también masón— visitó a Vázquez en su cuartel general de la calle Ejido, antes del balotaje del 30 de noviembre pero después de que el líder de ese partido, Pedro Bordaberry, anunciara el apoyo a Lacalle Pou para esa instancia.

· Masones twitteros. Aunque son de los más conservadores y cerrados del mundo, los masones uruguayos se han modernizado en algunos aspectos. Por ejemplo, emplean un carné digital para ingresar al templo.
La apertura llegó también al Partido Socialista (PS), porque si bien el ex presidente de Chile, Salvador Allende, fue un caso emblemático, los socialistas uruguayos perseguían a los masones en sus filas.
El senador socialista Daniel Martínez integra, precisamente, la logia Salvador Allende de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay.
Aprendiz desde 2014 en la misma logia es el ex secretario general del PS y ex presidente del sindicato bancario AEBU, Eduardo Fernández, aunque mantiene la discreción.
Aunque no forma parte del círculo de Vázquez, quien renunció al PS siendo presidente, Martínez es uno los candidatos del Frente Amplio para suceder a la comunista Ana Olivera en la Intendencia de Montevideo. Olivera y Salgado se enfrentaron, entre otros temas, por el corredor Garzón, una discusión que terminó ganando el transportista, ya que quedó evidenciado que los ingenieros de la Intendencia habían realizado mal los cálculos geométricos.
A fines de la semana pasada, cuando fue proclamado candidato, Martínez recibió un mensaje por la red social Twitter de otro hermano, el diputado frenteamplista canario Horacio Yanes, quien, rompiendo con la cultura y las normas de discreción, se puso “de pie y a la orden” de Martínez utilizando un término clásico del lenguaje masónico. Consultado por Búsqueda, Martínez prefirió no hacer comentarios.



1 comentario:

  1. Masonería trabaja para el Sanedrín-Gran Rabinato, y es una de las Órdenes que desarrolla el plan talmúdico de dominación mundial (Nuevo Orden Mundial). Impulsan Socialismo como proceso gradual de transformación social con meta en comunismo real o prisión planetaria. Marx (Kissel Mordekay) fue miembro y escribió sus obras bajo dictado mediúmnico. / Los grados más allá del 33, son sólo para judíos (falsos judíos) talmúdicos, porque es orden luciferina oculta detrás de fachada humanista. Grados bajos y medios lo ignoran (como jesuitas).

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