lunes, 26 de febrero de 2018

¿Hasta cuándo es "nuestro gobierno"?





Durante un encuentro con uruguayos en México, el presidente Vázquez dijo que Uruguay tuvo "los pantalones bien puestos" para defender a Venezuela en el Mercosur y comparó a Nicolás Maduro con Juan María Bodaberry.

17 noviembre 2017 Montevideo Com

El presidente Tabaré Vázquez mantuvo un intercambio con un residente uruguayo en México que cuestionó la sintonía entre el programa del Frente Amplio y el gobierno, particularmente en materia de política exterior.
El hecho ocurrió durante el encuentro del presidente Vázquez y el canciller Nin Novoa con uruguayos en México, cuando el brigadier general Walter Martínez, responsable de la política internacional de ese comité, cuestionó la posición de Uruguay con Venezuela.
Vázquez respondió que es “una falacia” decir que Uruguay condenó o abandonó a Venezuela, señalando que ningún otro país lo apoyó tanto y comparó la situación de Nicolas Maduro con la de Juan María Bordaberry.
Los presentes apoyaron al presidente y cuestionaron la legitimidad del increpante por presentar desde el “Comité de Base del Frente Amplio en México”, cuando existen otros comités de base de la fuerza política y su posición no representa la de todos los residentes frenteamplistas.
“Acá hay un error, que espero que no sea intencional. Esa no es la posición del Frente Amplio en México, es la posición de un comité. El Comité Víctor Licandro, al cual pertenzco, no comparte para nada la posición de este comité. Quería dejarlo claro. Me parece maniobrero e inoportuno expresarlo así”, dijo el secretario de organización del Comité Víctor Licandro.



>>> Entrevistamos al brigadier Walter Martinez

Del Comité del Frente Amplio de Uruguay en México






25 febrero 2018

Hemos señalado en varios pronunciamientos, que el gobierno de Tabaré Vázquez desde el inicio del actual período, viene actuando junto a gobiernos derechistas y espurios de la región, en una campaña de injerencia en los asuntos internos de Venezuela.

Decíamos hace unos días que actualmente la República Bolivariana de Venezuela es acosada por un descarado intervencionismo del imperialismo yanqui, en una de las etapas más belicistas y agresivas de la historia, impuesta por el gobierno fascista, racista y xenófobo de Donald Trump, que constituye una grave amenaza no sólo para la región, sino para la paz mundial y para el medio ambiente del planeta. Su política exterior es encabezada por uno de los más grandes magnates del petróleo como lo es Rex Tillerson, con evidentes intereses corporativos por haber sido director ejecutivo de la Exxon Mobil, por lo que pretende convertir a Venezuela en un abominable protectorado de Estados Unidos con el fin de apoderarse de las mayores reservas del mundo de ese energético, entre otros valiosos recursos naturales.

La reciente gira realizada por este alto personaje del imperio por México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica, con el propósito de revitalizar la tristemente célebre “ Docrina Monroe”, la cual asume a nuestra región como su “patio trasero”, tuvo el inocultable objetivo de imponer a esos países la conformación de un cerco e incrementar el bloqueo contra Venezuela.

Sabemos que desde el comienzo de la revolución bolivariana, el imperialismo ejerce un acoso permanente en conjunción con las oligarquías local e internacional con el objetivo de desestabilizar el país, tomando la forma de guerras económica, financiera, mediática y diplomática. Últimamente este acoso se ejerce en forma explícita con amenazas de golpes de estado e invasiones militares, tal como textualmente lo expresó Tillerson, “los militares son agentes de cambio cuando algo anda mal”, obsesionado en la difícil tarea de encontrar un Pinochet en la Fuerza Armada Bolivariana, o bien, en palabras del propio Trump, “no descarto la opción militar en Venezuela”.

Por otra parte, en los hechos, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos Kurt Tidd realizó una visita a las bases yanquis en Colombia, a la vez que contingentes militares de este país y de Brasil efectuaban maniobras en la frontera con Venezuela, en forma provocativa y amenazante.

Hace unos días, también reconocíamos que se vislumbraba un cambio positivo en la política exterior del gobierno uruguayo con respecto a Venezuela. Destacábamos lo expresado por el subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ariel Bergamino: “los problemas de los venezolanos los tienen que resolver los venezolanos”. Si bien Uruguay no es “indiferente”, respeta la autonomía de cada país y ayuda a crear los ámbitos para que esa sociedad resuelva sus discrepancias a través del diálogo. Aclaró que Uruguay no comparte la decisión del Grupo de Lima, del cual no participa, de excluir de la Cumbre de las Américas al presidente venezolano Nicolás Maduro. Dijo que confía en que la sociedad venezolana superará esta situación a través del “diálogo, el respeto y la paz”.

Precisamente, los acuerdos alcanzados entre el gobierno y la oposición Venezolana, que ya se habían hecho públicos por el presidente de República Dominicana, Danilo Medina y por el ex presidente español Rodríguez Zapatero, cuando estaban listos para la firma vino la orden de Tillerson para impedir una salida política a la crisis que enfrenta el país y continuar con la desestabilización inducida por el propio imperio.

Ante estas circunstancias de acoso intervencionista , amenazas de golpe de estado y de invasiones militares, por parte del imperio al gobierno soberano de la República Bolivariana de Venezuela, la OEA, presidida por el repudiado agente del imperio, Luis Almagro, en una notoria intromisión en las normas constitucionales de ese país, aprobó una resolución que pide al presidente Maduro cancelar las elecciones fijadas para el 22 de abril y a realizar comicios libres y con observación internacional, desconociendo que el pasado 20 de febrero, de manera oficial el Consejo Nacional Electoral de Venezuela solicitó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una misión de observación, acompañamiento y supervisión para las próximas elecciones presidenciales.

Contradiciendo lo expresado hace unos días por el sub secretario Ariel Bergamino, lamentablemente, una vez más, el gobierno uruguayo se une al coro de los países de la derecha continental, y en esta ocasión, con total sumisión al imperio gringo en su etapa imperial más descarada, belicista y amenazante.

En la carta entregada por nuestro Comité al presiente Vázquez en su visita a México el 15 de noviembre pasado le expresábamos:

“Es evidente el alejamiento en las posturas adoptadas por la cancillería uruguaya de las Bases Programáticas comprometidas con la ciudadanía, para el Tercer Gobierno Nacional del FA 2014/2020, donde se propone impulsar “aquellas iniciativas tendientes al fortalecimiento de la paz y el establecimiento de un orden mundial más justo y equitativo; defensa de la soberanía; decidida acción antiimperialista y anticolonialista, vocación de paz y la solución pacífica de las controversias entre Estados; consolidación de mecanismos que impidan toda injerencia extranjera en los asuntos internos de un país….”.

Así mismo, en el VI Congreso del Frente Amplio “Rodney Arismendi”, se han reafirmado los postulados históricos del Frente en su “definición antioligárquica, antiimperialista y antipatriarcal” y se asevera que “Se fue preparando el terreno para el comienzo de una ofensiva neoliberal, conservadora y excluyente, que quiere arrasar con las conquistas sociales, retroceder en la conquista de derechos, privatizar el Estado y concentrar los recursos económicos en pocas manos”…..“Comprender e integrar a la vez tanto la magnitud de la ofensiva conservadora que enfrentamos como los elementos de una necesaria autocrítica, constituyen aspectos esenciales para trazar una estrategia que permita a la izquierda continental retomar su impulso transformador“ .

Del mismo modo, después del cuarto intermedio, en mayo pasado el VI Congreso del Frente Amplio aprobó el documento “Valores y principios compartidos” en el que se incluyen las definiciones estratégicas hasta 2020.

El documento base fue una acusación directa a Estados Unidos de intentar “romper con el proceso de unidad de los pueblos y gobiernos” en América Latina y de promover los golpes de Estado en Honduras, Brasil y Paraguay. “Solamente en la última década, el imperialismo norteamericano intervino militarmente en una gran cantidad de países, en todos los casos dejando un saldo de destrucción material, millones de desplazados, muerte de civiles, imposición de gobiernos a la fuerza y sobre todo, saqueo de los recursos naturales”, señala también que Estados Unidos pretende “aislar y satanizar” a Venezuela.

Lo contrastante es que casi simultáneamente con estas definiciones de la fuerza política, el gobierno uruguayo viene actuando junto a gobiernos derechistas y espurios de la región, sumándose a la campaña de injerencia en los asuntos internos de Venezuela, encabezada por Luis Almagro desde la OEA, cumpliendo los dictados del Comando Sur de los EEUU, en la “Operación Venezuela Freedom 2” , documento revelado el año pasado que expresa textualmente “en el plano internacional hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA…”

(Hasta aquí la carta)

En el contexto de la realidad de nuestro continente y del mundo, parece que el gobierno se olvida, que ese mismo imperio yanqui fue el que impuso la Doctrina de Seguridad Nacional y el Plan Cóndor, su instrumento terrorista, lo que significó una de las tragedias más terribles de la historia de la región, en torturados, muertos y desaparecidos. Tal vez, también se niegue a tener en cuenta que el imperialismo yanqui, después de la Segunda Guerra Mundial, lleva 20 millones de muertos en invasiones, golpes de estado, y guerras de todo tipo; que tiene más de 900 bases militares distribuidas por todo el mundo; que el negocio más lucrativo es el del complejo militar industrial que se dedica a la venta de material bélico, incluyendo a las dictaduras más despiadadas; y que el gobierno de fascista de Trump, acaba de aumentar el presupuesto de guerra en 70 mil millones de dólares, llegando a completar 700 mil millones de dólares, lo que supera al del conjunto de las diez principales potencias militares.

Para nuestro Comité es sumamente preocupante, doloroso y vergonzoso que el Gobierno uruguayo, surgido del voto de los ciudadanos por el Frente Amplio, en una franca actitud de derecha y de sumisión al imperio. Ya en agosto pasado, habíamos rechazado, el haber votado la suspensión de Venezuela del Mercosur, en complicidad con el espurio gobierno de Brasil, surgido de un golpe de estado; con el de Paraguay, también emanado luego de un hecho similar y con el derechista gobierno de Argentina.

Puede ser que algunos frenteamplistas nos acusen de romper la unidad o de faltarle el respeto al presidente Vázquez. Nosotros respondemos que este gobierno, en forma autoritaria e inconsulta, ha actuado persistentemente en contra de lo estipulado por la fuerza política en cuanto a los principios y preceptos en materia de política exterior. De esta manera es el gobierno quien rompe la unidad y le falta el respeto a los compañeros frenteamplistas, que en ejercicio de la más plena democracia participativa, ha resuelto en reiteradas oportunidades fijar claramente la posición sobre el tema. ¿Hasta cuándo vamos a seguir considerándolo “nuestro gobierno”?

Ante lo expuesto, rechazamos de la forma más categórica, la reiterada postura del gobierno uruguayo, esta vez en su voto en la resolución de la OEA, al mismo tiempo que levantamos en alto las banderas de la solidaridad incondicional con el heroico pueblo bolivariano, que a través de la participación democrática de su pueblo y el patriotismo de su Fuerza Armada, han luchado incansablemente por su soberanía e independencia, en un esfuerzo genuino por encontrar los caminos de la paz y la solución de los graves problemas y desafíos que enfrentan.

Los verdaderos demócratas, los luchadores sociales, las fuerzas de izquierda y progresistas de la Patria Grande, debemos redoblar la solidaridad y estar muy alertas, frente a los intentos de torcer el destino de la revolución bolivariana por parte del imperialismo y sus agencias. Tenemos el pleno convencimiento, de que el único camino de enfrentarlo y derrotarlo, es el de la unidad e integración los países de Nuestra América, por lo tanto, la lucha del pueblo venezolano es nuestra lucha.

COMITÉ DEL FRENTE AMPLIO DE URUGUAY EN MÉXICO POR LA IZQUIERDA














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